martes, 6 de abril de 2010

OTRO CHIVO EXPIATORIO

Lectura: Levítico 16:5-22.
"Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo" 1 Juan 2:2
El chivo expiatorio, una novela de Daphne du Maurier, trata acerca de dos hombres que quedan sorprendidos ante su asombroso parecido físico. Pasan una noche juntos, pero uno de ellos huye, robándole la identidad al otro y dejándole en el torbellino de una vida llena de problemas. El segundo hombre se convierte en un chivo expiatorio.
El origen de esta palabra proviene de una ceremonia que se realizaba con dos machos cabríos en el Día de Expiación (hoy conocido como Yom Kippur). El sumo sacerdote sacrificaba un chivo y simbólicamente colocaba los pecados del pueblo en la cabeza del otro —el chivo expiatorio— antes de enviarlo al desierto, llevándose consigo la culpa del pecado (Levítico 16:7-10).
Pero cuando vino Jesús, Él se convirtió en nuestro chivo expiatorio. Se ofreció a Sí mismo «una vez para siempre» como sacrificio para pagar por los pecados «de todo el mundo» (1 Juan 2:2; Hebreos 7:27). Al primer chivo se le había sacrificado como una ofrenda por el pecado del pueblo de Dios y simbolizaba el sacrificio de Jesús en la cruz. El otro chivo era una representación del Jesús completamente inocente que aceptaba y quitaba nuestro pecado y nuestra culpa.
Ninguno de nosotros está libre de pecado, pero el Padre puso en Jesús «el pecado de todos nosotros» (Isaías 53:6). Dios ve a los seguidores de Su Hijo como intachables, porque Jesús tomó toda la culpa que merecemos.
Jesús toma nuestro pecado y nos da Su salvación.

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