sábado, 30 de octubre de 2010

«ÉRIKA-DE-DIOS»

Era un vuelo nocturno, en un once de enero, en la república de Colombia. El vuelo era en un avión DC9, que llevaba cincuenta y tres personas a bordo. Por una de esas fallas mecánicas imprevisibles, el avión se estrelló a cuatro kilómetros de la ciudad de Cartagena.

El aparato cayó en el pantano de Flamenco, y de inmediato se incendió. Todas las personas a bordo, menos una, murieron en el accidente. Sólo se salvó Érika Delgado Gómez, una niñita de nueve años de edad, que perdió en el accidente a su padre y a su hermanito.

Es algo terrible cuando un avión se estrella. Es pavoroso cuando centenares de personas quedan atrapadas dentro de un aparato volador que corre a una destrucción segura. Y es tan fuerte el impacto que pocas veces hay sobrevivientes. Pero esta vez sí se salvó alguien.

A Érika, de sólo nueve años, hija de Carlos Delgado Gómez, la encontraron viva. Estuvo algún tiempo medio hundida en las aguas cenagosas del pantano, pero al fin la rescató un modesto pescador, Éver Bello Díaz. Fue un hecho milagroso, y ese milagro hizo que toda Colombia la rebautizara con el nuevo nombre de «Érika-de-Dios».

Cuando uno escapa de un peligro mortal se puede decir que uno «ha nacido de nuevo». Tiene, por lo tanto, el derecho, si así lo desea, de adoptar un nuevo nombre que describa el milagro y le señale una vida nueva. La pequeña Érika, habiendo sobrevivido al choque físico y emocional del accidente, y al dolor de la muerte de su padre y su hermanito, de veras nació de nuevo.

Es de notar que la Biblia dice que todos los que se salven de la cósmica catástrofe que es el pecado humano tendrán también un nuevo nombre. Un nombre que les hará olvidar todo el pasado tenebroso a fin de que puedan mirar hacia un futuro majestuoso. Un nombre que simbolice la vida nueva, recta, limpia, honorable y digna. Vida nueva que Jesucristo da a todo el que cree en Él y le sirve como Señor y Dios.

El haber sido rescatada de una muerte segura le dio a Érika el nombre de Érika-de-Dios. Dios quiere darnos también a nosotros un nuevo nombre: Enrique-de-Dios, Miguel-de-Dios, Elena-de-Dios, Alicia-de-Dios. Pongamos nuestro nombre y a continuación escribamos «de Dios». Sólo tenemos que rendirle nuestra vida al divino Salvador.

Hermano Pablo

¿ESE ES JESUS?

Lectura: Romanos 8:26-29.
"A los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito" Romanos 8:29
Al entrar en la iglesia un domingo por la mañana, un niñito me miró y le preguntó a su madre: «Mami, ¿ese es Jesús?» Sobra decir que tuve curiosidad por escuchar la respuesta de la mujer. «No —dijo ella—. Ese es nuestro pastor».
Por supuesto que sabía que ella diría que no, pero aun así deseaba que ella hubiese añadido algo así como: «No, ese es nuestro pastor, pero nos recuerda mucho a Jesús».
Ser como Jesús es el propósito en la vida de aquellos de nosotros que estamos llamados a seguirle. De hecho, tal y como lo observa John Stott, es la meta que nos consume en el pasado, presente y futuro. Romanos 8:29 nos dice que, en el pasado, Dios nos «predestinó para que fu[ésemos] hechos conformes a la imagen de su Hijo». En el presente «somos transformados» al crecer «de gloria en gloria en la misma imagen» (la semejanza de Cristo) (2 Corintios 3:18). Y, en el futuro, «seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es» (1 Juan 3:2).
Ser como Jesús no consiste en guardar las reglas, ir a la iglesia y dar el diezmo, sino en conocer Su perdón y realizar actos de gracia y misericordia de manera constante. Consiste en vivir una vida que valora a todas las personas y en tener un corazón totalmente entregado a la voluntad de nuestro Padre.
Sé como Jesús. ¡Para eso fuiste salvado!
Vive de tal modo que los demás vean a Jesús en ti.

PERDIDO Y HALLADO

Lectura: Lucas 15:4-24.
"Este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado" Lucas 15:24
Un artículo en un periódico describía los esfuerzos de hombres de mediana edad que estaban tratando de encontrar su automóvil favorito, que una vez poseyeron y amaron, pero que habían perdido. Buscaban en anuncios para automóviles en Internet, llamaban a depósitos de chatarra e incluso contrataban a especialistas que cobran US$ 400 por hora para ayudarlos a buscar un automóvil que una vez simbolizó la juventud de estos hombres. Ellos, de hecho, quieren el vehículo que una vez poseyeron, no otro que simplemente se le parezca.
Algunos dirían que estos esfuerzos son frívolos, un desperdicio de tiempo y dinero. Pero el valor de un automóvil, al igual que muchas cosas, depende de quién lo mire.
En Lucas 15, personas despreciadas por su sociedad vinieron a escuchar a Jesús. Pero algunos líderes religiosos se quejaron: «Este a los pecadores recibe, y con ellos come» (v.2). A fin de declarar cuán valiosos son estos «pecadores» para Dios, Jesús contó tres historias acerca de la oveja perdida (vv.4-7), la moneda perdida (vv.8-10) y el hijo perdido (vv.11-32). Cada parábola registra la angustia de perder, el esfuerzo de buscar y el gozo de encontrar algo de gran valor. En cada historia vemos un cuadro de Dios, el Padre amoroso, que se regocija por cada alma perdida que se salva.
Aun cuando te sientas lejos de Dios hoy, tú eres de gran valor para Él. Él te está buscando.
Los que han sido hallados deben buscar a los perdidos.

´pelea la buena batalla de la fe, como buen soldado de Jesucristo

viernes, 29 de octubre de 2010

POR DONDE «EL CÓNDOR PASA» PERO OTROS NO

Los doce contemplaron el proyecto. Todos ellos se mostraban sonrientes y optimistas. Estaban en uno de los lugares más pintorescos de la sierra peruana, las montañas del Cuzco, y su proyecto era escalar esas montañas.

Se trataba de doce jóvenes argentinos que habían llegado al Cuzco para satisfacer un viejo sueño: ver la tierra legendaria del Inca, por donde «el cóndor pasa».

Trágicamente un sorpresivo alud de piedras y nieve los sorprendió a todos. Ocho de los jóvenes murieron. Cuatro de ellos, María Teresa Robles, de catorce años de edad; Eneas Toranzo, de quince; su hermano Pablo, de dieciséis; y Gabriel Bazán, de treinta y dos, se salvaron, pero sólo para recordar el horror de la tragedia.

Una avalancha, ya sea de lodo, piedras o nieve, es algo horrible. Ha habido varios de esos terribles episodios en la historia del Perú. En el año 1970 el pueblo de Yungay desapareció por completo bajo un alud. Lo mismo sucedió en Colombia: la ciudad de Armero fue cubierta por completo por un alud de barro y nieve del nevado del Ruiz. Cuando una montaña se desploma, la gente perece.

¡Cuántos aludes ocurren en nuestra vida diaria! A veces es una situación tirante entre patrón y empleado, situación que puede consistir en abusos y desprecios. El empleado aguanta y aguanta, porque necesita el salario y debe someterse. Pero un día el resentimiento acumulado estalla, el empleado se arma y el patrón muere.

A veces es una situación matrimonial que ha ido agravándose por años y años, y de repente, por una provocación insignificante, la montaña se desprende, la tormenta estalla, la furia contenida revienta y hay una tragedia familiar.

Algo así ocurrió en los tiempos del diluvio descrito en la Biblia. Una humanidad rebelde, confundida y desobediente fue quebrantando más y más las leyes morales de Dios, y fue acumulando más y más ira y resentimiento, hasta que Dios dijo: «¡Basta!» y envió ese juicio universal en el que, de entre todos los habitantes del mundo, sólo ocho personas se salvaron.

¿Será posible que el mundo moderno, con todas sus injusticias, sus violencias, sus rebeldías y sus pecados contra la humanidad y contra Dios, está también acumulando peso? La Biblia trata sobre un segundo juicio divino al que califica de final.

¿Por qué esperar? Es hora de que le pidamos a Jesucristo que sea el Señor de nuestra vida. Sólo Él puede salvarnos de desastres, tragedias y juicios.

Hermano Pablo

jueves, 28 de octubre de 2010

JESUS MI SAVADOR



Yo e elegido a Jesús espero que tu también

lunes, 25 de octubre de 2010

¿CUÁL MANO TUVO LA CULPA?

Fueron dos manos juntas, dos manos de la misma sangre, unidas firmemente. Pero no eran manos unidas en oración. Esas dos manos empuñaban juntas un revólver. Y juntas dispararon el arma.

El problema del jurado era decidir qué dedo, de cuál mano, fue el que apretó el gatillo. Porque ambos hermanos, Jesse Hogan y su hermana Jean, habían matado a la enfermera Ana Urdiales. El jurado decidió, por fin, que fue el dedo de Jesse el que apretó el gatillo. Así que condenaron a Jesse a muerte.

He aquí un caso dramático. Dos personas, hermano y hermana, empuñan un arma y con ella matan a una enfermera. Ambas manos sostienen el revólver, pero es un solo dedo el que hace el movimiento fatal. A una mano, la que no apretó el gatillo, le corresponde un castigo menor; a la otra, la pena de muerte.

¡Cuántas veces son dos manos las que cometen el delito, pero una sola recibe el castigo! ¡Cuántas veces el mal que se comete es resultado de otros elementos que han contribuido al mal, pero sólo una persona es castigada!

Una persona bajo la influencia del alcohol comete un asesinato, y sólo ella lleva la culpa. Pero ¿qué del fabricante de licores? ¿Qué del que anuncia con llamativa propaganda su veneno? ¿Qué del que vende el licor? Es más, ¿qué de las leyes que autorizan tales ventas? ¿No tienen todos ellos, también, la culpa de ese homicidio?

Una muchacha se escapa de su casa y se hace miembro de una pandilla callejera. Allí prueba drogas. Para tener con qué comprar las drogas, se vuelve prostituta. A causa de la prostitución, contrae SIDA. Así infecta a decenas de hombres que a su vez infectan a sus esposas. Y las que están embarazadas le transmiten el SIDA al hijo que está por nacer.

¿Quién es culpable? ¿La joven infectada? Claro que sí, pero junto con ella tienen la culpa, también, los padres, si no le dieron un hogar amoroso, las pandillas callejeras, los narcotraficantes y los hombres lujuriosos que compraron por una ínfima cantidad de dinero el cuerpo y el alma de aquella mujer.

Nadie peca solo. Todo lo que hacemos tiene repercusiones enormes. El pecado de Adán ha manchado la vida de toda la humanidad de todo tiempo y de todo lugar. Nadie peca solo.

Sólo Dios puede hacernos cambiar nuestra conducta. Lo hace cuando cambia nuestra vida. A esto Cristo lo llama «nacer de nuevo». Busquemos el perdón de Dios. Cuando Él limpia nuestro corazón, la semilla que sembramos produce vidas sanas y puras.

Hermano Pablo

domingo, 24 de octubre de 2010

LA BUENA COSECHA

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante.
También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, maldita seas! Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable.
En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece más de 30 metros.
¿Tardó sólo seis semanas en crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas para desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años. Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno, y que éste requiere tiempo… Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.
Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y coherente y saben esperar el momento adecuado.
De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante. En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no “ver” el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.
Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice. El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación.
Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.
Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia. Tiempo… ¡Cómo nos cuestan las esperas! ¡Qué poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos…!
Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi… nosotros mismos hacemos las cosas apurados, no se sabe bien por qué…
Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés… ¿Para qué? Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación.
Gobernar aquella toxina llamada impaciencia, la misma que nos envenena el alma. Si no consigues lo que anhelas, no desesperes… Quizás sólo estés echando raíces…

Lucas 8:15 “Mas la que cayò en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y llevan fruto en paciencia”
Lucas 21:19 “En vuestra paciencia poseeréis vuestras almas” Romanos 5:3 “Y no sólo esto, mas aùn nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia” Hebreos 6:12 “Que no os hagáis perezosos, mas imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”

SECRETOS EXPUESTOS

Lectura: Salmo 32:1-7.
"Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad […]. Y tú perdonaste la maldad de mi pecado" Salmo 32:5
Por muchos años, el Lago Okeechobee escondió muchos secretos en sus densas aguas y en sus capas de fango. Sin embargo, en 2007, la sequía secó este lago hasta alcanzar su nivel más bajo desde que se hubieran hecho registros oficiales en 1932, revelando cientos de años de historia. Al rastrillar el lecho del lago, los arqueólogos encontraron artefactos, cerámica, fragmentos de huesos humanos e incluso botes.
Después de que el rey David cometiera adulterio con Betsabé y planeara la muerte del esposo de esta, Urías, cubrió sus pecados negándolos y no confesándolos. Probablemente pasó muchos meses llevando a cabo sus asuntos, como de costumbre, e incluso realizando deberes religiosos. Todo el tiempo que David mantuvo sus pecaminosos secretos encubiertos experimentó el aplastante dedo acusador de Dios y su fuerza se evaporó como agua en el calor del verano (Salmo 32:3-4).
Cuando el profeta Natán confrontó a David con respecto a su pecado, la convicción de Dios fue tan grande que David confesó sus pecados al Señor y se alejó de ellos. De inmediato, Él perdonó a David y este experimentó Su misericordia y gracia (2 Samuel 12:13; Salmo 32:5; Salmo 51)
Tengamos cuidado de no ocultar nuestro pecado. Cuando ponemos al descubierto nuestros pecados, confesándolos a Dios, quedamos cubiertos con Su perdón.
Dale a Dios lo que Él desea más que nada: un corazón quebrantado y arrepentido.

sábado, 23 de octubre de 2010

CUANDO SE DESTAPAN CLOACAS

Se había desatado una nueva ola de delitos, una nueva ola de robos. Los ladrones habían empezado a robar las tapas de hierro de las cloacas, y luego vendían el metal como chatarra. La ciudad de Beijing, China, en particular, estaba sufriendo triple perjuicio.

El primer perjuicio era el robo de las tapas, que tenían que ser repuestas. El segundo era la cantidad de peatones y ciclistas que caían dentro de las cloacas. Y el tercero era el olor nauseabundo de las aguas negras que emanaba por toda la ciudad.

Donde se amontona la gente, proliferan los delitos. Y entre los delitos más comunes y más perturbadores está el robo. El detrimento es tal que ya no se puede vivir seguro en ninguna parte. Y ahora se añade a estos delitos el destape de cloacas.

Algún tiempo atrás comenzó en Madrid, España, lo que allí llamaron «El destape». Pronto se había extendido a muchos países de América Latina. ¿Qué era el tal destape? Suponía ser la liberación del espíritu humano, aprisionado por tradiciones religiosas. Pero resultó ser la introducción de toda clase de literatura. En realidad lo único que destaparon fue la cloaca de la naturaleza pecaminosa humana. Los quioscos de Madrid, y del mundo, se llenaron de revistas nocivas y pornográficas.

¿Qué ocurre cuando se destapa la mente del hombre? ¿Qué sale a la luz cuando se descartan restricciones de decencia y moralidad? Basta recoger el periódico del día, o encender el televisor, o abrir las páginas de una revista o entrar por las puertas de un cine. Es igual que abrir una cloaca y poner al descubierto lascivia, engaño, falsedad y violencia.

Cuando se destapa la mente del hombre, se expone todo lo que hay en su corazón. Y si ese corazón no ha sido purificado, lo que sale es putrefacción e inmundicia. Ya lo decía Anatole France, el novelista francés: «Si a la sociedad le diéramos vuelta, como a una media, nos moriríamos de consternación y de asco.»

A pesar de todos los logros de la humanidad, el hombre todavía no se ha limpiado de su vieja corrupción. Si en los consultorios de los psiquiatras se barriera todo lo que vuelcan los pacientes, se sacarían toneladas de basura.

No obstante, todo el que lo desee puede ser purificado. Hay limpieza total, efectiva y gratuita al alcance de cualquiera. La Biblia dice que la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado (1 Juan 1:7). Cuando creemos en Cristo y nos sometemos de lleno a su señorío, Él limpia por completo nuestro corazón. No existe en el mundo entero un gusto más grande que sentirnos limpios por dentro. Eso es lo que hace Cristo. Rindámosle hoy nuestro corazón.

Hermano Pablo

viernes, 22 de octubre de 2010

¿QUIEN VA?

Lectura: Juan 10:1-6.
"Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen" Juan 10:4
El otoño pasado, mi esposa y yo recorríamos una sinuosa carretera de montaña cerca de casa cuando nos cruzamos con un gran rebaño de ovejas que bajaban por la carretera hacia nosotros. Un pastor solitario con sus perros iba delante y guiaba al rebaño alejándolo de los pastos de verano y llevándolo hacia las tierras bajas y sus cuarteles de invierno.
Nos hicimos a un lado y esperamos mientras el rebaño pasaba a nuestro lado. Observamos las ovejas hasta que se perdieron de vista, y luego me pregunté: ¿Temerán las ovejas el cambio, el movimiento, los lugares nuevos?
Como a la mayoría de las personas de cierta edad, a mí me gusta estar dentro del «redil», de lo que me es familiar. Pero últimamente todo son cambios; me llevan lejos de mi ambiente familiar hacia lo desconocido. ¿Qué novedades vendrán en los próximos días? ¿Qué temores innombrables despertarán dentro de mí? Me vienen a la mente las palabras de Jesús en Juan 10: «Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas» (v.4).
Tal vez nos sintamos consternados ante lo que la vida nos depare en el futuro, pero nuestro Pastor conoce el camino que estamos tomando, y Él va delante de nosotros. No nos guiará por senderos demasiado peligrosos ni arduos donde no nos pueda ayudar. Conoce nuestros límites y el camino hacia los pastos verdes y las buenas aguas; todo lo que tenemos que hacer es seguirle.
Nuestro futuro desconocido está seguro en las manos del Dios que todo lo conoce.

miércoles, 20 de octubre de 2010

LOS HÉROES NO NACEN, SINO QUE SE HACEN

Inmensa y vasta era la majestad de los Alpes. La nieve orlaba los altos picos. El cielo se veía muy azul. Y la cabaña, verdadera cabaña suiza, ofrecía un refugio cálido y acogedor. El hombre y su hijo se prometían tres días de descanso, de recreo y de paz.

Walter Strubb, el padre, abrió una lata de conservas y se dispuso a almorzar con su hijo Paul. Pero algo había en la conserva. Walter sufrió una súbita y fulminante intoxicación. Bajo el peso del dolor inaguantable, cayó al suelo sin sentido. Paul no pudo despertar a su padre del desmayo en que había caído.

Sin ver otra alternativa, Paul descendió montaña abajo hasta la villa, más de diez kilómetros, y dio la noticia del caso. Varios miembros de un equipo de socorro subieron de inmediato a la cabaña y lograron salvar al padre de Paul con la ayuda médica que le prestaron.

Pero lo que hizo Paul fue toda una hazaña. Fue una hazaña porque Paul, debido a una deformación de la espina dorsal, estaba impedido para caminar. Tuvo que bajar arrastrándose entre piedras y nieve para llegar a la villa. Y por si eso fuera poco, Paul sólo tenía siete años de edad.

Dicen que los héroes no nacen, sino que se hacen. La persona más sencilla y humilde, aun la más apocada e insignificante, puede convertirse en héroe cuando las circunstancias lo exigen.

El espíritu heroico no viene de los genes. Lo produce una urgente necesidad, unida a un corazón altruista y compasivo. Bajo circunstancias normales, Paul Strubb no pudiera haber hecho lo que hizo. La urgente necesidad de su padre, junto con el corazón tierno y humanitario del hijo, produjeron el héroe.

¿De dónde saca fuerzas el que, de repente, se ve frente a una emergencia? ¿Será que Dios mismo interviene en tales casos? Hay buenas razones para creer que sí. La fe en Cristo reviste de heroicidad a cualquier persona que clama a Él.

Un joven tímido puede salvar a una persona de un edificio en llamas. Una niñita de cinco años puede, a medianoche, encontrar una ambulancia. Una humilde madre puede comportarse como leona si se trata de defender a sus pequeños. Y un niño impedido, de siete años, puede descender los Alpes en busca de ayuda.

El héroe no nace, sino que se hace. Se hace cuando, en medio de la crisis, busca ayuda divina. El ejemplo magistral fue el de Jesucristo, que soportó la crueldad de la cruz para salvar a la humanidad. Cuando la situación parece imposible, no desmayemos. Clamemos de corazón a Dios. Él nos dará la fuerza necesaria para ser héroes.

Hermano Pablo

AYUDAR AL QUE SUFRE

Lectura: 1 Corintios 13.
"Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor" 1 Corintios 13:13
Al preguntar a personas que sufren, «¿quién te ayudó?», nadie menciona a catedráticos de teología de algún prestigioso seminario ni a ningún filósofo famoso. Todos tenemos la misma capacidad de ayudar a los que sufren.
Nadie puede empaquetar o embotellar la respuesta «apropiada» al sufrimiento. Cuando preguntamos a los que están sufriendo, algunos recuerdan a algún amigo que con alegría los ayudó distrayéndolos de su pesar. Otros consideran ese enfoque insultante. Algunos quieren una charla franca y honesta; otros encuentran dicha conversación insoportablemente deprimente.
No existe una cura mágica para la persona que sufre. Por encima de todo, dicha persona necesita amor, porque este instintivamente detecta lo que hace falta. Jean Vanier, fundador del movimiento L’Arche (El Arca), para los que sufren discapacidad, dice: «Las personas heridas, que han sido quebrantadas por el sufrimiento y la enfermedad, sólo piden una cosa: un corazón que las ame y se comprometa con ellas, un corazón lleno de esperanza en ellas».
Puede que tal amor sea doloroso para nosotros, pero el apóstol Pablo nos recuerda que el amor verdadero, «todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (1 Corintios 13:7).
En Su habitual forma de hacer las cosas, Dios usa a personas corrientes para producir Su sanidad. Los que sufren no necesitan nuestro conocimiento, sino nuestro amor.
No aman verdaderamente los que no muestran su amor. - Shakespeare

martes, 19 de octubre de 2010

EN SOLEDAD PERO, PERO NO SOLO

La breve nota que me envió decía mucho. -Soy una persona incapacitada en una silla de ruedas -escribió-. Me siento sola, a pesar de que sé que nunca estoy sola. Dios siempre está presente. No tengo mucha gente con quien hablar.

La palabra soledad ha sido considerada la más desolada del idioma. No respeta edad, raza, condición económica ni inteligencia.

Albert Einstein dijo: -Es extraño ser conocido universalmente, y al mismo tiempo sentirse solo.

Dios nos hizo para la intimidad y la compañía con otras personas. Incluso antes que el pecado entrara en el mundo, declaró que no era buena que el hombre estuviera solo (Génesis 2:18). Es por eso que mucha gente a menudo se siente tan vacía por dentro.

Jesús también conoció la soledad. Seguro que la sintió cuando sus discípulos lo abandonaron (Marcos 14:50). Sin embargo, la presencia del padre lo compensó de más. Jesús dijo: No estoy solo, porque el Padre está conmigo. Juan 16:32 Esa intimidad con el Señor está disponible a todos los que ponen su confianza en Él y en su Palabra.

Podemos disminuir nuestra sensación de soledad acercándonos a los demás. Pero incluso más importante es que debemos acercarnos al Señor. Él siempre está con nosotros, y desea que tengamos comunión con Él durante todo el día.

Juan 16:32
…seréis esparcidos, cada uno por su lado, y me dejaréis solo; y sin embargo no estoy solo, porque el Padre está conmigo.

TIEMPO DE JUBILARSE

Lectura: Mateo 16:24-28.
"Y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará" Mateo 16:25
Después de haber trabajado como maestra durante 40 años, Jane se jubiló. Ella y su esposo estaban esperando la llegada de su primer nieto.
La jubilación es ese período en la vida en el que muchas personas simplemente se relajan, viajan o disfrutan de sus aficiones. Pero Jane se enteró de un ministerio que trabajaba con jóvenes en situaciones de riesgo, en una ciudad cerca de su casa, y sintió que debía involucrarse. «Me di cuenta de que hay muchachos que tan sólo están esperando y que yo podía marcar una diferencia», dijo. Comenzó a enseñar inglés a un joven liberiano que se había visto forzado a huir de su país de origen por causa de la guerra civil. Aunque estaba en un ambiente seguro, no entendía el nuevo idioma. Ante esta oportunidad ministerial, Jane dijo con una sonrisa: «Podría ir de compras para mantenerme ocupada, pero ¿me divertiría lo suficiente?»
Jane está marcando una diferencia. Tal vez ha aprendido un poquito de aquello a lo que Jesús se refería cuando dijo: «Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará» (Mateo 16:25). Entregarnos al Señor a través de la ayuda a los demás demanda abnegación, pero un día Jesús recompensará ese esfuerzo (v.27).
Sigamos el ejemplo de Jane de amor a Dios y a los demás, sin importar cuál sea la etapa de nuestra vida.
Trabaja para el Señor; Su plan de jubilación no es de este mundo.

lunes, 18 de octubre de 2010

HOMBROS DE GIGANTES

Lectura: Josué 1:1-9.
"Como estuve con Moisés, estaré contigo" Josué 1:5
Los gigantes mantienen un lugar especial en nuestras tradiciones, tanto en la historia como en la literatura, como el gigante Goliat de la realidad o el famoso gigante de ficción en el cuento Jack y las habichuelas mágicas.
A veces usamos la palabra gigante para honrar a personas de tamaño normal que han hecho cosas extraordinarias. Un ejemplo es el físico del siglo xvii, Sir Isaac Newton. Era un cristiano comprometido, y por ello acreditó su éxito a otros «gigantes» que lo habían precedido. «Si he visto un poquito más allá —dijo—, es porque estaba subido sobre los hombros de gigantes». Es más, Newton llegó a ser un gigante sobre cuyos hombros se apoyaron otros científicos en épocas posteriores; sus observaciones fueron usadas para la conquista de los viajes espaciales.
Cuando Dios le ordenó a Josué que dirigiera a los israelitas hacia la tierra prometida, ciertamente este líder tuvo los hombros de un gigante sobre los cuales subirse. Él había observado el liderazgo de Moisés durante 40 años y ahora podía poner en acción lo que había aprendido.
Josué tuvo otra ventaja: su caminar con Dios sustentó la misión de su vida. Por lo tanto, mientras guiaba a Israel, contó tanto con el ejemplo de Moisés como con la promesa de la presencia de Dios.
¿Buscas ayuda al enfrentar tu futuro? Busca un gigante a quien seguir. Y jamás subestimes la importancia de tu caminar con Dios.
Un buen ejemplo es alguien que conoce el camino, lo recorre y lo muestra.

sábado, 16 de octubre de 2010

PROTECCIÓN QUE SE CONVIERTE EN DESTRUCCIÓN

Eran las tres de la mañana de un 14 de enero en la ciudad de México. Era la hora en que más gente nace y en que más gente muere. Era también la hora en que más robos se cometen y en que más pavorosos incendios estallan.

A esa hora hubo un incendio en la casa de la familia Hernández. El único en la casa era José Hernández, de doce años de edad. Él dormía solo en un cuarto, pero no pudo escapar. ¿Por qué? Por las rejas de seguridad. José murió de inhalación de humo, agarrado tenazmente a las rejas, que no pudo romper.

Se les llama rejas de seguridad porque suponen impedir la entrada de ladrones. Sólo que en caso de incendio, estas rejas se convierten en trampa. Y esta no es la única manera en que alguien encuentra la muerte al buscar la salvación.

Miguel iba huyendo de un tornado que avanzaba hacia él. Para protegerse se refugió debajo de un gran árbol que él suponía era seguro. Pero el árbol fue arrancado desde las raíces y cayó sobre Miguel, matándolo en el instante.

Raimundo Solís tuvo un accidente a media noche. Abandonando su auto, salió corriendo. Era —pensó él— la única forma de protegerse. Pero en el accidente quedó una niña muerta. Las autoridades, siguiendo la información que suministraban las placas, encontraron a Solís, y lo hicieron pagar su crimen tras las rejas de una cárcel. Lo que él pensó ser protección fue su destrucción.

La esposa de Antonio Becerra, cajero en un banco, estaba muy enferma, y Antonio no tenía lo necesario para pagar la medicina. Antonio no sabía qué hacer. Su fiel compañera languidecía al borde de la muerte.

Finalmente Antonio cedió a la tentación. Alterando cuentas, robó dinero de la caja; pero lo descubrieron. De ahí que perdiera su empleo y su libertad misma.

Nunca puede un mal resultar en un bien. La deshonestidad, sea cual sea la razón, siempre rebota y nos destruye. El emplear medios corruptos, aun para hacer un bien, no es el camino a seguir. Buscar lo bueno haciendo lo malo no sólo anula el bien que buscamos, sino que destruye el elemento de mayor protección que tenemos: nuestra conciencia.

En cambio, si seguimos virtudes divinas, tales como la integridad y la honradez, a la larga venceremos. Porque nadie que obedece las normas de Dios termina destruido. Entreguémosle nuestra vida a Cristo. Sometamos nuestra voluntad a su señorío. Tarde o temprano el bien triunfará sobre el mal.

Hermano Pablo

NUNCA TE DEJARE

Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Mateo 28:20

Uno de mis primeros recuerdos de haber escuchado buena música fue cuando un cuarteto masculino ensayó en nuestra casa. Yo tenía unos diez años y le prestaba especial atención a mi papá, quien cantaba como primer tenor. Una de las canciones favoritas del cuarteto se titulaba, «Yo estoy con vosotros». Incluso a esa tierna edad, no sólo aprecié la música sino que «capté el mensaje».

Esas palabras de Jesús a Sus discípulos justo antes de Su ascensión —«Yo estoy con vosotros todos los días»— se hicieron preciosas para mí cuando el cuarteto cantó, «Bajo el sol, en la sombra, Yo estoy con vosotros dondequiera que vayáis».

Una de las primeras referencias a la constante presencia de Dios la hace Moisés en Deuteronomio 31:6-8, cuando le dio instrucciones a su sucesor en cuanto a guiar al pueblo de Dios a la «tierra de la promesa». Y el propio Josué escuchó la misma palabra del Señor: «Como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé» (Josué 1:5).

Esa promesa se repite en el Nuevo Testamento, donde el autor de Hebreos garantiza lo siguiente: «Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré» (13:5).

Dondequiera que sea que te encuentres hoy, no estás solo. Si has colocado tu confianza en Jesús para tu salvación eterna, puedes tener la certeza de que Él nunca te dejará.

LA MUERTE DERROTADA

Lectura: 1 Tesalonicenses 4:15-18.
"Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo" 1 Corintios 15:57
La fe cristiana debe marcar una diferencia en cuanto a cómo vivimos cada día; pero la prueba de nuestra confianza en el evangelio es nuestra reacción ante la muerte. Cuando asistimos a un funeral en memoria de algún amigo cristiano, damos honra a un creyente cuya confianza ha bendecido las vidas de aquellos que lo conocieron. Las palabras dichas son más la expresión de alabanza a Dios que un tributo a un admirado compañero de peregrinaje. El servicio religioso es un testimonio que da gloria a Dios por la victoria de nuestro Salvador sobre la muerte (1 Corintios 15:54-5
Cuán diferente es esto del funeral de Charles Bradlaugh, un beligerante ateo británico. El escritor Arthur Porritt dice: «No se pronunió oración alguna junto al sepulcro. Es más, no se pronunció ninguna palabra. Los restos, guardados en un ligero ataúd, fueron colocados en la tierra de manera bastante carente de ceremonia, como si se quitara apresuradamente la carroña de la vista […]. Salí de allí con el corazón helado. Sólo entonces caí en la cuenta de que la pérdida de la fe en la continuidad de la personalidad humana después de la muerte le da a esta una espantosa victoria».
Los cristianos creemos que veremos cara a cara al Señor después de la muerte y la resurrección final de nuestros cuerpos (1 Corintios 15:42-55; 1 Tesalonicenses 4:15-18). ¿Se regocija tu fe en la victoria sobre la muerte?
Cristo vive, y así nosotros también viviremos.

NO CALLES LO QUE DIOS A HECHO EN TU VIDA

“Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles” ¿Cuándo fue la última vez que le hablaste a alguien de Cristo? El evangelio es id y predicad las buenas nuevas de salvación, pero realmente ¿Cuántos de nosotros estamos cumpliendo la gran comisión? Nos pasamos la vida cristiana esperando que Dios nos ministre, esperando que Dios conteste nuestras mas anheladas peticiones, que El haga grandes cosas en nuestra vida, familia, trabajo y Ministerio, pero ¿Cuántos de nosotros estamos trabajando para expandir el Reino de los Cielos? A veces por estar tan acostumbrado a una rutina o a una religiosidad nos olvidamos que uno de nuestros objetivos acá en la Tierra es Predicar el Evangelio, hablar a las personas de Cristo, contarles lo que El ha hecho en tu vida y lo mucho que puede hacer en las vidas que lo reconocen con fuente de vida. Tenemos tantas personas por alcanzar, que seria ridículo decir que todas las personas que conoces ya son cristianas. Hay tanta gente que necesita de Cristo, que necesita escuchar unas palabras de aliento y nosotros perdemos en el tiempo en situaciones nada provechosas. ¿Será que no estamos enamorados de Dios?, si, porque cuando uno esta enamorado de una personas, se la pasa hablando de ella, con nuestros amigos, con nuestros familiares y con las personas que tenemos la confianza de contarle nuestra vida. ¿Por qué no hacer lo mismo con Cristo? Si realmente estamos enamorados de El, debemos contar lo que El ha hecho en nuestra vida, lo misericordiosos y amoroso que ha sido para con nuestra vida, que aun cuando merecíamos la muerte eterna por nuestros pecados, El nos perdono y nos dio juntamente con el perdón una vida eterna para heredar, frente a esto: ¿Estaremos agradecidos? Una forma de agradecer lo hermoso que Dios ha sido con nosotros, es hablándoles a las personas de ese amor y cuidado tan maravilloso que El ha tenido para con nosotros. Si realmente estas plenamente agradecido con Dios hablaras de El, contaras sus maravillas, anunciaras de su amor y perdón, así como también de la oportunidad que El da a todos aquellos que acepten ese llamado. Amados hermanos, no perdamos nuestro tiempo en cosas vanas que de nada aprovechan, habla de Cristo, predica de sus maravillas, cuéntales a tus amigos, compañeros, familiares, lo que El ha hecho en tu vida, no calles, no te quedes callado, la gente necesita escuchar tu testimonio. Pero algo importante para que nuestro testimonio sea de bendición a las personas, es vivir el verdadero evangelio, vivir cada día tratando la manera de agradar a Dios, negándonos a nosotros mismos, pues si tu eres de las personas que dicen ser cristianas, pero no vives como tal, ¿Qué pensaran las personas cuando les quieras hablar de Cristo? Es importante que vivamos conforme a la voluntad de Dios, para que nuestras palabras respaldadas con nuestro testimonio sea un arma poderosa frente a las cadenas que Satanás ha puesto a muchas personas para que no se acerquen a Cristo. Seamos un trampolín para que las personas se acerquen a Cristo, mas no seamos un obstáculo o una piedra de tropiezo, hablémosles a las personas de Cristo, pero antes también vivamos una vida en Cristo, agradable a El y con la cual el enemigo no tenga nada de que avergonzarnos.

ES NECESARIO QUE HABLES DE CRISTO, POR FAVOR NO CALLES, MIENTRAS OTROS MUEREN SIN EL.

jueves, 14 de octubre de 2010

ESTAD QUIETOS

Lectura: Salmo 46.
"Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra" Salmo 46:10
Mientras estaba sentado en la silla del dentista, me preparé para el taladro que se abriría camino hacia la raíz de una de mis muelas. Estaba listo para lo peor, y mi lenguaje corporal y expresión facial pusieron al descubierto lo aterrado que estaba. El dentista me miró y sonrió, diciendo: «Está bien, Bill. Intenta relajarte».
No es fácil hacer eso. De hecho es muy difícil intentar (lo cual requiere esfuerzo y ejercicio) relajarse (lo cual requiere una ausencia de esfuerzo y ejercicio). Intentar y relajarse simplemente parecen no encajar; no sólo en la silla del dentista, sino también en la esfera espiritual.
Con demasiada frecuencia me resisto con todas mis fuerzas a ir al consultorio del dentista. Y, en mi relación con Cristo, me doy cuenta de que no presiono para que se cumplan los propósitos de Dios, sino mis propios intereses. En esos momentos, lo más difícil para mí es «intentar relajarme» y tener una auténtica confianza en Dios en cuanto a los resultados de las pruebas de la vida.
En Salmo 46:10 leemos: «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra». En esos momentos en los que mi corazón está angustiado, este versículo me recuerda que «esté quieto y conozca». Ahora bien, si puedo poner sólo eso en práctica y descansar confiadamente bajo Su cuidado, estaré en paz.
Dios conoce el futuro, así que, estamos a salvo en Sus manos.

miércoles, 13 de octubre de 2010

¿SUICIDIO DE PERROS?

Primero fue un solo perro: un perro que se lanzó hacia abajo desde las barrancas del Río Paraná, en Rosario, Argentina. Se pensó que era un accidente, hasta que sucedió con otro perro, y otro, y otro. En el transcurso de un año hubo más de cincuenta perros que se lanzaron desde esas pintorescas barrancas de treinta metros de altura. Por eso la gente empezó a hablar de suicidios de perros.

Los expertos, sin embargo, dijeron que no, que ningún perro piensa en suicidio. La conclusión a que éstos llegaron fue que a los canes los engañaron ondas ultrasónicas, ya sea las que emiten los pájaros que pasan volando cerca de las barrancas o las que producen las lanchas rápidas que pasan por el río. No existe —sostuvieron los investigadores— el suicidio de perros.

Los expertos tenían razón. Los perros no se suicidan. Tampoco se suicidan los caballos, ni las vacas, ni los gorilas ni los tigres. No se suicida ningún animal, por mal que le vaya, porque no se le ocurre. Es más, el animal, sin saber que es un ser creado, respeta demasiado al Creador para hacer eso.

¿Quién se suicida? El hombre, que tiene conciencia, corazón y sentimientos. Se suicida el hombre que ve frustrados sus sueños, que pierde sus esperanzas, que huye de la ansiedad.

Se suicidan los que tienen una carga de conciencia porque han cometido un crimen y comprenden lo terrible del hecho. Se suicida el millonario que ha perdido toda su fortuna. Se suicida el político que ve hundidas sus aspiraciones. Se suicida el pobre que no le ve salida a su condición.

Pero no lo hace ningún animal. Son los hombres y las mujeres, los jóvenes y los niños, a quienes la carga de la vida se les hace insoportable, los que recurren al suicidio pensando que así aliviarán sus penas.

Con tantos problemas que hay en la vida, ¿qué impide que se suicide una persona? Que tenga temor de Dios, con Jesucristo como Señor y Dueño, y por consiguiente confianza absoluta en el mañana. A tal persona el futuro no se le hace insufrible. Por negras que sean las nubes, siempre tiene esperanza.

Los que tenemos fe en Cristo y nos hemos entregado de lleno a su divina voluntad tenemos con qué soportar la calamidad. Cuando Cristo es nuestro amigo, no andamos solos. Como fiel compañero que es, nos acompaña, nos protege, nos consuela, nos levanta el ánimo y nos libra de la desesperación.

Encomendémosle nuestra vida a Cristo. Él cambiará nuestro dolor en gozo y nos dará esperanza para el futuro.

Hermano Pablo

FANTASIA OLIMPICA

Lectura: 1 Reyes 10:4-10.
"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" Mateo 5:16
La ceremonia de apertura de las Olimpiadas de Pekín el 8 de agosto del 2008 impresionó al mundo. Yo la vi por televisión, mientras que más de 90 000 personas la presenciaron en vivo en el Estadio del Nido del Ave. Fue algo inspirador escuchar acerca de los 5 000 años de historia de China y los inventos con los que este país había contribuido al mundo: la elaboración del papel, la impresión con tipos móviles, el compás y los fuegos artificiales.
La reina de Sabá quedó muy impresionada con lo que vio al visitar a Salomón (1 Reyes 10:4-5). Las vistas de Jerusalén la abrumaron al punto de exclamar: «Ni aun se me dijo la mitad» (v.7). Por encima de todo, ella estaba impresionada con la sabiduría de Salomón (vv.6-7). Estaba convencida de que los súbditos del rey eran felices porque continuamente estaban delante de él y escuchaban su sabiduría (v.8). Concluyó alabando al Señor de Salomón por haberlo hecho rey, para que «h[iciera] derecho y justicia» (v.9).
El impacto que Salomón tuvo sobre su pueblo hizo que me preguntara acerca de nuestra contribución al mundo. No nos preocupa impresionar a los demás con nuestras posesiones o habilidades, pero todos deberíamos querer marcar una diferencia en las vidas de las personas. ¿Qué pasaría si cada uno de nosotros hiciera hoy algo que llevase a las personas a alabar al Señor?
Los cristianos son ventanas a través de las cuales Jesús puede brillar.

martes, 12 de octubre de 2010

EN LA DIRECCION DE DIOS

Mientras el tren 8017 cruzaba Salerno, Italia, el 2 de marzo de 1944, no daba señales del desastre que se aproximaba. El tren con sus resoplidos no chocó contra nada esa tarde lluviosa. Tampoco se descarriló ni se incendió. Poco después de la una de la mañana, el tren cargado con seiscientos pasajeros se movía con pesadez por la Galleria delle Armi.

Cuando las dos locomotoras que tiraban del tren llegaron al centro del túnel, las ruedas comenzaron a patinar. Arrojaron arena sobre las vías, pero fue en vano. Las ruedas perdieron tracción y el tren se detuvo. Todo lo que sigue es pura especulación ya que los dos maquinistas fallecieron. El monóxido de carbono cobró la vida de casi quinientas personas.

Cuando los investigadores analizaron los restos, descubrieron que la locomotora guía no tenía frenos, sus controles estaban en marcha atrás, pero su acelerador estaba colocado a toda máquina.

Las dos locomotoras halaron y empujaron la una contra la otra, ¡era obvio que para su desgracia los maquinistas tuvieron diferentes ideas sobre lo que había que hacer!

Algunos han especulado que no hubiera habido pérdidas humanas si los maquinistas solo se hubieran puesto de acuerdo en la dirección a seguir.

Haga una decisión hoy con su cónyuge de que los dos se moverán a través de la vida en la misma dirección de Dios, luego manténgase cerca de los controles de la mente.

La dirección de su concepto de la vida puede determinar el curso de su matrimonio.

Por sobre todas las cosas cuida tu corazón porque de él mana la vida. Proverbios 4:23

DETALLES, DETALLES

Lectura: Filemón 1:4-16.
"Dad gracias en todo" 1 Tesalonicenses 5:18
Los detalles marcan la diferencia. Si no, pregúntale al alemán que había planeado visitar a su prometida para Navidad, pero que terminó en la nevada Sydney, en Montana, en vez de en la soleada Sydney, en Australia.
Las preposiciones parecen detalles insignificantes en nuestro idioma, pero pueden marcar una gran diferencia. Tomemos las palabras «en» y «por», por ejemplo.
El apóstol Pablo escribió: «Dad gracias en todo» (1 Tesalonicenses 5:18). Eso no significa que tengamos que estar agradecidos por todo. No tenemos que estar agradecidos por las malas elecciones que alguien hace, pero podemos estar agradecidos en cualquier circunstancia, porque el Señor puede usar para bien las dificultades que resultan de ellas.
La carta a Filemón ilustra esta idea. Pablo estaba encarcelado junto con Onésimo, un esclavo fugitivo. Ciertamente, él no tenía que dar las gracias por su mala situación. Sin embargo, esta carta está llena de gratitud, porque el apóstol sabía que Dios estaba usando dicha adversidad para bien. Onésimo había llegado a ser algo más que un esclavo; ahora era un amado hermano en el Señor (v.16).
Saber que Dios puede usar todas las cosas para bien es razón más que suficiente para dar gracias en todo. Dar gracias en circunstancias difíciles es un pequeño detalle que marca una gran diferencia.
Dios dice que habrá tormentas en la vida, pero nos protegerá mientras pasamos por ellas.

sábado, 9 de octubre de 2010

CUANDO EL INFIERNO ABRIÓ SU BOCA

Era un simple tubo de metal. Pero era un tubo que transportaba petróleo venezolano. El tubo estaba al descubierto, a unos 500 kilómetros al sureste de Caracas. A fines del mes de diciembre, un autobús se salió de la ruta y chocó contra el tubo, y el tubo estalló.

En cuestión de segundos, el vehículo se vio envuelto en enormes llamas. Treinta personas perecieron en aquel infierno. Alberto Restán, un joven pasajero que por milagro escapó vivo, dijo a los diarios: «La gente gritaba desesperadamente cuando se produjo el choque. Pero cuando el infierno abrió su boca, cesaron todos los gritos.»

«Cuando el infierno abrió su boca.» La frase es impactante. Por eso se usa con frecuencia en la literatura universal. La boca del infierno representa todo peligro genuino, toda amenaza verdadera, todo acto de maldad desatada y toda violencia incontenible.

En este sentido hay muchas situaciones simbólicas en que el infierno abre su boca. A veces es la puerta de una cantina adonde el padre de familia va a gastar el dinero de la semana. A veces es un negocio turbio donde el hombre deja enterrada integridad, conciencia y moral.

A veces lo que debiera ser lo más bello en esta vida, el matrimonio, resulta ser no sólo la boca del infierno sino el infierno mismo debido a insolencias y hostilidades. El orgullo y la rebeldía deshacen el hogar, quebrantan a los niños y convierten en llamas de horror lo que comenzó siendo nido de amor.

Somos nosotros los que provocamos nuestros infiernos. Es increíble el mal que nos hacemos a nosotros mismos. Creemos que cuando nos imponemos, forzando nuestra opinión y exigiendo que se respeten nuestras disposiciones, salimos ganando. Pero es todo lo contrario.

¿Por qué habrá tanta disensión en el mundo? ¿Por qué será que hermanos se matan unos a otros? ¿Por qué los recién casados, que comenzaron con las más grandes ilusiones de amor, llegan a odiarse? Por una sola razón: la rebeldía y el egoísmo. ¿Cuándo reconoceremos que el problema lo somos nosotros mismos?

El día en que nuestro mayor anhelo sea agradar a Cristo agradaremos a los que están a nuestro lado. Con eso estaremos, también, agradándonos a nosotros mismos. No nos sigamos destruyendo. Arreglemos hoy mismo nuestras cuentas con Dios. La paz con Dios trae paz a nuestra alma.

Hermano Pablo

EL PASTOR Y SU HIJO

Todos los domingos por la tarde, después del servicio mañanero en la iglesia, el Pastor y su hijo de 11 años van al pueblo a repartir tratados a cada persona que ven. Este domingo en particular, cuando llego la hora de ir al pueblo a repartir los tratados, estaba muy frió afuera y comenzó a lloviznar. El niño se puso su ropa para frío y le dijo a su padre, 'OK, papa, estoy listo'.
SU papa Pastor le dijo, 'Listo para que?'
'Papa, es hora de ir afuera y repartir nuestros tratados.'
El papa respondió, 'Hijo, esta muy frío afuera y esta lloviznando.'
El niño miro sorprendido a su padre y le dijo, 'Pero Papa, la gente se esta yendo al infierno aun en los días lluviosos.'
El Papa contesto, 'Hijo no voy a ir afuera con este tiempo.'
Con desespero, el niño dijo, 'Papa, puedo ir yo? Por favor?
Su padre titubeó por un momento y luego dijo, 'Hijo, tu puedes ir. Aquí tienes los tratados, ten cuidado.'
'Gracias papa!'
Y con esto, el se fue debajo de la lluvia. El niño de 11 años camino todas las calles del pueblo, puerta por puerta repartiendo los tratados a las personas que veía. Después de 2 horas caminando bajo la lluvia, con frío y su último tratado. Se detuvo en una esquina y miro a ver si veía a alguien a quien darle el tratado, pero las calles estaban totalmente desiertas. Entonces el se viró hacia la primera casa que vio, comenzó a caminar hacia la puerta del frente y toco el timbre. El tocó el timbre varias veces, esperó y nadie salió.
Finalmente el niño se volteo para irse, pero algo lo detuvo. El niño se volteo nuevamente hacia la puerta, comenzó a tocar el timbre y a golpear la puerta fuertemente con los nudillos. El esperó, algo lo aguantaba ahí frente al la puerta. Tocó nuevamente el timbre y esta vez la puerta se abrió suavemente.
Salio una señora con mirada muy triste y suavemente le pregunto, 'Que puedo hacer por ti, hijo.'
Con unos ojos radiantes y una sonrisa que te corta las palabras, el niño dijo, 'Señora, lo siento si la molesté, pero solo quiero decirle que *JESUS REALMENTE LA AMA* y vine para darle mi último tratado que habla sobre JESUS y SU GRAN AMOR. El niño le dio el tratado y se fue.
Ella lo llamo y le dijo, 'GRACIAS, HIJO', y que DIOS te bendiga.
Bien, el próximo Domingo por la mañana el pastor estaba en el pulpito y cuando comenzó el servicio, dijo, 'Alguien tiene un testimonio o algo que quiera compartir?
Suavemente, en la fila de atrás de la iglesia, una señora mayor se puso de pie. Cuando comenzó a hablar, una mirada radiante y gloriosa brotaba de sus ojos, 'Nadie en esta iglesia me conoce. Nunca había estado aquí, inclusive hasta el domingo pasado no era cristiana. Mi esposo murió hace un tiempo atrás dejándome totalmente sola en este mundo. El Domingo pasado fue un día particularmente frío y lluvioso, y también fue en mi corazos donde llegue al final de la línea que no tenia esperanza ni ganas de vivir. Entonces tome una silla y una soga y subí hasta el ático de mi casa. Amarre la soga y la asegure a las vigas del techo, entonces me subí a la silla y puse el otro extremo de la soga alrededor de mi cuello. Parada en la silla, tan sola y con el corazón destrozado estaba a punto de tirarme, cuando de repente escuche el sonido fuerte del timbre de la puerta. Entonces pensé, 'Esperare un minuto y quien quiera que sea se ira'.
Yo espere y espere, pero el timbre de la puerta cada vez era mas fuerte e insistente, y luego la persona comenzó a golpear la puerta con fuerza. Entonces me pregunte, QUIEN PODRA SER? Nadie toca mi puerta ni vienen a verme, solté la soga de mi cuello y fui hasta la puerta, mientras el timbre seguía sonando cada vez mas fuerte.
Cuando abrí la puerta no podía creer lo que veían mis ojos, frente a mi puerta estaba el más radiante y angelical niño que jamás había visto. Su sonrisa, ohhh, nunca poder describirla! Las palabras que vinieron de su boca hicieron que mi corazón, muerto hace tanto tiempo, volviera a la vida cuando dijo con voz de querubín, 'SEÑORA, solo vine a decirle que JESUS realmente la ama.'
'Cuando el pequeño angel desapareció entre el frío y la lluvia, cerré mi puerta y leí cada palabra de el tratado. Entonces fui al ático para quitar la silla y la soga. Ya no la necesitarla más. Como ven ---- ahora soy una niña feliz del REY. Como la dirección de la iglesia estaba en la parte de atrás del tratado, Yo vine personalmente decirle GRACIAS a ese pequeño ANGEL DE DIOS que llego justo a tiempo y de hecho a rescatar mi vida de una eternidad en el infierno.'
Todos lloraban en la iglesia, y le daban Gloria y honor al REY DE REYES, el Pastor bajo del pulpito hasta la primera banca del frente donde estaba sentado el pequeño ángel. Tomo a su hijo en sus brazos y lloro y gimió incontrolablemente.
Probablemente la iglesia no tuvo un momento mas glorioso, y probablemente este universo nunca a tenido un padre mas lleno de amor y honor por su hijo?..Excepto por uno. Este PADRE permitió a su hijo venir a un mundo frío y oscuro. El recibió a su hijo con una alegría inexplicable, y todo el cielo le dio gloria y honor al REY DE REYES, sentó su hijo amado a la diestra de su trono y le dio poder sobre todo principado y su nombre es sobre todo nombre, JESUS.
Recuerda, el mensaje de DIOS puede hacer la diferencia en la vida de alguien cerca de ti. No te avergüences de compartir este maravilloso mensaje.
DELEITATE ASI MISMO EN JEHOVA TU DIOS Y EL TE CONCEDERA LAS PETICIONES DE TU CORAZON!!

PERDON POR LAS LAGRIMAS

Lectura: Juan 11:32-44.
"[Jesús] se estremeció en espíritu y se conmovió" Juan 11:33
Una amiga mía estaba haciendo un gran cambio en su vida; estaba dejando su empleo de 50 años para emprender un nuevo negocio. Lloraba cuando se despedía de sus compañeros y, al hacerlo, con frecuencia decía: «Perdón por las lágrimas».
¿Por qué algunas veces sentimos la necesidad de disculparnos por llorar? Tal vez vemos las lágrimas como una muestra de debilidad de nuestro carácter o de una vulnerabilidad que no nos gusta. Tal vez nos sentimos incómodos o pensamos que nuestras lágrimas molestan a los demás.
Sin embargo, es Dios quien nos dio nuestras emociones. Son una característica de que hemos sido hechos a la imagen de Dios (Génesis 1:27). Él sufre. En Génesis 6:6-7, estaba afligido y molesto por el pecado de Su pueblo y la separación que este causó entre Él e Israel. Jesús, Dios encarnado, se unió a Sus amigas María y Marta al llorar la pérdida del hermano de ellas, Lázaro (Juan 11:28-44). «Se estremeció en espíritu y se conmovió» (v.33). «Lloró» (v.35). «Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro» (v.38). Dudo que Él se disculpara por llorar.
Un día, cuando lleguemos al cielo, ya no habrá sufrimiento, separación ni dolor, y Dios enjugará toda lágrima de nuestros ojos (Apocalipsis 21:4). Mientras tanto, puede que corran las lágrimas. No hay necesidad de disculpas.
Si dudas de que a Jesús le importe, recuerda Sus lágrimas.

viernes, 8 de octubre de 2010

DEVUÉLVASE AL REMITENTE

Era un paquete de correo: un paquete común, de menos de un kilo de peso. Lo había llevado al correo de Bagdad, Irak, Khay Ranahjet, un joven de veinticuatro años de edad. Se lo estaba enviando a una persona de la misma ciudad.

Al llevar Khay, varios días después, una carta al correo, encontró ese mismo paquete en su buzón. Tenía impreso un sello de correo que decía: «Franqueo insuficiente. Devuélvase al remitente.»

Lo que el joven olvidó en el azoramiento era que él mismo había colocado dentro del paquete una bomba de tiempo. Al abrirlo, la bomba explotó en sus manos, matándolo en el instante.

Hay una ley natural que se llama el efecto bumerán. Algo que se lanza al aire hace un gran círculo y vuelve al mismo lugar de donde partió. Los indígenas australianos inventaron esta arma, y son expertos en su uso.

En el orden moral de las cosas opera la misma ley. Una calumnia que se lanza al aire da una gran vuelta entre la gente y a la larga vuelve a la persona que la lanzó. Esto ocurre con cada maldad humana: da una gran vuelta en el tiempo y en la humanidad, hace su daño inevitable, y al final regresa con fuerza arrolladora en contra del que la perpetró.

Dios ha puesto sobre cada pecado humano el mismo sello: «Devuélvase al remitente.» Y el remitente de cada mentira, de cada calumnia, de cada difamación, de cada deshonra, de cada robo, de cada adulterio y de cada homicidio recibe de vuelta con creces gigantescas el mismo agravio que impartió.

Dios podría hasta alejarse totalmente de este universo, y sin embargo el hombre, sin esa presencia divina, seguiría sufriendo las consecuencias de su pecado. Esto se debe a que el pecado en sí se convierte en su propio castigo.

«No se engañen —dice el apóstol Pablo, el doctor del cristianismo—: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra» (Gálatas 6:7).

¿Habrá manera de neutralizar el efecto bumerán? No, pero lo que sí hace Dios es darle al pecador una oportunidad de arrepentirse. Cuando el culpable recibe el perdón de Cristo, recibe un nuevo corazón, y sus obras cambian, junto con las consecuencias. Cristo regenera al pecador, borra sus pecados y le da vida eterna. Este es el milagro del Evangelio de Cristo.

Hermano Pablo

CONFIAR A DIOS LO IMPSIBLE

La doctora Amanda Whitworth se sentía frustrada, su auto era el noveno en una fila que subía muy despacio una colina debido a un camión que iba muy lentamente, y ella estaba apurada. Su último paciente había necesitado más atención de a requerida normalmente para los exámenes y se le había hecho tarde para recoger a su hija de la escuela.

Ahora susurraba una oración No volveré a llegar tarde y como sería la tercera vez que sucedía y la escuela no les permite tardanzas a sus padres, tendría que hacer arreglos para el cuidado de Allie por las tardes.

En silencio, Amanda protestaba por la lentitud del camión. Nadie se atrevía a pasarlo en la larga cuesta, ya que era imposible ver los autos que venían en dirección contraria. De repente, el chofer del camión movió su mano indicando que no venía ningún auto de frente.

Mientras Amanda pasaba por el lado del camión, pensó en que ese hombre era un extraño y nueve personas confiaban sus vidas y las de sus familias a él.

¡Qué representación tan tremenda de cómo hacemos todo lo que podemos hacer, y luego debemos confiar hasta el mínimo detalle de nuestras vidas al cuidado de Dios, que es un amante Padre Celestial!.

¡Y cómo nos consuela saber que Él siempre ve todo lo que tenemos por delante!

Mi trabajo es preocuparme por lo posible y confiar a Dios lo imposible.

Salmo 9:10
En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Señor, no desamparaste a los que te buscaron.

YA HE ESTADO ALLI

Lectura: Juan 21:1-14.
"Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias" Juan 21:1
A la leyenda del béisbol Yogi Berra se le conoce por sus ocurrencias a menudo repetidas, tales como «no ha terminado hasta que haya terminado» y «¡parece que ya he estado allí antes!»
Me pregunto si los discípulos sintieron que ya habían estado allí antes cuando vieron a Jesús de pie junto a la orilla (Juan 21). Desalentados, distraídos y preocupados por sus propias necesidades, a la sombra de la negación de Pedro y de cómo habían abandonado a Jesús, habían dejado su llamamiento de seguir a Su Señor y retornaron a su antigua ocupación, la pesca.
Luego, después de una infructuosa noche de pesca, una voz desde la orilla les dio una orden: «Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis» (Juan 21:6). Cuando lo hicieron, las redes estaban tan llenas que no podían sacarlas. Sin duda alguna, sus mentes volaron hacia su primer encuentro con Jesús, cuando Él se les apareció a la «orilla» de sus carreras y, después de otra pesca milagrosa, les llamó a dejar sus redes y seguirle (Lucas 5:1-11).
Al igual que los discípulos, tal vez queramos regresar a nuestras antiguas vidas cuando nos desalentamos en nuestro caminar con Jesús. Pero luego el Señor vuelve a aparecérsenos a la orilla de nuestras vidas para darnos perdón y llevarnos de vuelta a aquellos momentos en los que nos llamó por primera vez.
¡Es como si ya hubiéramos estado allí antes!
Jesús nos llama a seguirle; y repite Su llamado siempre que es necesario.