miércoles, 30 de junio de 2010

LA HORA MATUTINA

Muchísimos encontramos que el tiempo matutino es una hora de apurarse. Varios miembros de la familia corren en distintas direcciones con diferentes necesidades horarios. A uno se le perdió una media, el otro no puede encontrar las tareas escolares que hizo anoche. Otro necesita que el empaquen el almuerzo. Uno se va dando un beso, otro dando un grito y otro necesita una palabra de aliento para abrir los ojos mientras sale dando traspiés por la puerta.
En profundo contraste se encuentra el viejo adagio que dice que todos necesitamos un tiempo de quietud, en la mañana para centrarnos y renovar nuestra relación con nuestro Padre celestial. Quizá para ti sacar ese tiempo sea el desafío supremo del día, pero vale la pena el esfuerzo su peso en oro, como Bruce Fogarty lo dijera con tanto acierto:

La hora matutina

A solas con Dios, en quietud,
De los cuidados terrenales me siento libre;
Nuevas fuerzas pido para cada día
Mientras allí con Dios me detengo a orar.

A solas con Dios, mis pecados confieso,
Él me habla con misericordia, soy bendecido.
Sé lo que es el beso del perdón gratuito,
Hablo con Dios y Él conmigo.

A solas con Dios, mi visión se aclara
Veo mi culpa, los años perdidos
Ruego por gracias para caminar como Él quiere
Y vivir para Él de día en día.

A solas con Dios sin pecado que se interponga
Su bello rostro con gran claridad veo;
Mi culpa ya se ha ido; mi corazón descansa
Con Cristo, mi Señor, mi alma es bendecida.

Señor, guarda mi vida solo para ti;
Líbrame, Señor, del pecado y del egoísmo.
Y cuando ya no camine más por este mundo
La gente dirá: Él camino a solas con Dios.

Salmo 46:10
Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.

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