“ Es la palabra de Dios, la cual produce sus resultados en ustedes los que creen” I Tesalonicenses 2:13
El valor de la palabra de un hombre depende del conocimiento que de él tenga quien lo escuche. Hay una gran diferencia cuando un hombre dice que dará la mitad de lo que tiene, si es un pobre que sólo posee una cuantas monedas en su bolsillo o si es un millonario quién lo dice.
El poder de la palabra de Dios es infinito. La Biblia dice que por el poder de su palabra fueron creados los cielos. El habló y así se hizo; ordenó y fue obedecido. En la palabra obra la omnipotencia de Dios; su palabra tiene poder creador y hace que surja a la existencia aquello de lo que habla. Como palabra del Dios vivo, es palabra viva y que da vida. No solo hace surgir a la vida, sino que también hace vivir lo que está muerto.
El poder reavivador de su palabra hace levantar a los muertos y darles vida eterna a las almas muertas. Toda la vida espiritual nos llega a través de su palabra, porque nacemos de semilla incorruptible por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
La Palabra de Dios hoy hará que se desarrolle en mí la disposición o gracia que ordena o promete. Nada puede resistir al poder de la palabra de Dios cuando se recibe en el corazón por medio del Espíritu Santo. La voz del Señor es poder. Todo depende de saber recibir la palabra en el corazón.
Qué magnificas perspectivas abre esto para mi vida espiritual. Me hace ver que los tesoros y las bendiciones de la gracia de Dios están a mi alcance. La palabra tiene poder para iluminar mi oscuridad y llevar a mi corazón la luz de Dios, el sentimiento de su amor y el conocimiento de su voluntad.
Hoy la palabra puede llenarme de fortaleza y valor para vencer a todos los enemigos y hacer que todo lo que ordene el Señor se haga realidad. La Palabra de Dios hoy me limpiará y me santificará, desarrollará en mí, fe y obediencia, y será en mí la simiente de todos los rasgos de semejanza con mi Dios. A través de la palabra, el Espíritu me llevará a toda verdad, hará que sea cierto en mi todo lo que hay en la palabra y, de ese modo, preparará mi corazón para que sea la morada del Padre y del Hijo.
El poder de la palabra de Dios es infinito. La Biblia dice que por el poder de su palabra fueron creados los cielos. El habló y así se hizo; ordenó y fue obedecido. En la palabra obra la omnipotencia de Dios; su palabra tiene poder creador y hace que surja a la existencia aquello de lo que habla. Como palabra del Dios vivo, es palabra viva y que da vida. No solo hace surgir a la vida, sino que también hace vivir lo que está muerto.
El poder reavivador de su palabra hace levantar a los muertos y darles vida eterna a las almas muertas. Toda la vida espiritual nos llega a través de su palabra, porque nacemos de semilla incorruptible por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
La Palabra de Dios hoy hará que se desarrolle en mí la disposición o gracia que ordena o promete. Nada puede resistir al poder de la palabra de Dios cuando se recibe en el corazón por medio del Espíritu Santo. La voz del Señor es poder. Todo depende de saber recibir la palabra en el corazón.
Qué magnificas perspectivas abre esto para mi vida espiritual. Me hace ver que los tesoros y las bendiciones de la gracia de Dios están a mi alcance. La palabra tiene poder para iluminar mi oscuridad y llevar a mi corazón la luz de Dios, el sentimiento de su amor y el conocimiento de su voluntad.
Hoy la palabra puede llenarme de fortaleza y valor para vencer a todos los enemigos y hacer que todo lo que ordene el Señor se haga realidad. La Palabra de Dios hoy me limpiará y me santificará, desarrollará en mí, fe y obediencia, y será en mí la simiente de todos los rasgos de semejanza con mi Dios. A través de la palabra, el Espíritu me llevará a toda verdad, hará que sea cierto en mi todo lo que hay en la palabra y, de ese modo, preparará mi corazón para que sea la morada del Padre y del Hijo.
Señor. Gracias por tu palabra. A veces la palabra de los hombres no se ha cumplido pero la tuya siempre se cumple. Señor ayúdame hoy a conocer tu palabra a vivirla y saber que ese poder de tu palabra todavía está en vigencia. Por tu palabra fueron creados los cielos y la tierra y por tu palabra yo iré a los cielos y aprenderé a vivir en victoria aquí en la tierra. Señor quiero ser obediente a tu palabra y a permitir que tu Santo Espíritu siempre siembra la semilla de ella en lo profundo de mi corazón. Amen
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