Lectura: Deuteronomio 24:14-22.
"Sino que te acordarás que fuiste siervo en Egipto, y que de allí te rescató Jehová tu Dios" Deuteronomio 24:18
Cuando el clérigo presbiteriano Elijah Lovejoy (1802–1837) dejó el púlpito, regresó a la imprenta para alcanzar a más personas. Después de presenciar un linchamiento, Lovejoy se comprometió a luchar contra la injusticia de la esclavitud. Su vida se vio amenazada por turbas llenas de odio, pero esto no lo detuvo: «Si por compromiso se entiende que debo cesar en mi deber, no puedo hacerlo. Temo a Dios más de lo que temo al hombre. Aplástenme si quieren, pero moriré en mi puesto». Cuatro días después de estas palabras, murió a manos de otra turba iracunda.
La preocupación por la justicia para los oprimidos es evidente a lo largo de las Escrituras. Esto fue especialmente claro cuando Dios estableció las reglas para el pueblo de Su pacto después de que éste fuera liberado de la esclavitud egipcia (Deuteronomio 24:18-22). Moisés enfatizó la preocupación por los menos privilegiados (Éxodo 22:22-27;23:6-9; Levítico 19:9-10). Repetidamente, a los israelitas se les recordaba que habían sido esclavos en Egipto y que debían tratar de manera justa a los menos privilegiados de su comunidad. Habían de amar a los extranjeros («extraños») porque Dios los ama y porque los mismos israelitas habían sido extraños en Egipto (Éxodo 23:9; Levítico 19:34; Deuteronomio 10:17-19).
Dios desea que Su pueblo manifieste públicamente la suprema valía de toda persona luchando contra la injusticia.
Defender la justicia significa luchar contra la injusticia.
"Sino que te acordarás que fuiste siervo en Egipto, y que de allí te rescató Jehová tu Dios" Deuteronomio 24:18
Cuando el clérigo presbiteriano Elijah Lovejoy (1802–1837) dejó el púlpito, regresó a la imprenta para alcanzar a más personas. Después de presenciar un linchamiento, Lovejoy se comprometió a luchar contra la injusticia de la esclavitud. Su vida se vio amenazada por turbas llenas de odio, pero esto no lo detuvo: «Si por compromiso se entiende que debo cesar en mi deber, no puedo hacerlo. Temo a Dios más de lo que temo al hombre. Aplástenme si quieren, pero moriré en mi puesto». Cuatro días después de estas palabras, murió a manos de otra turba iracunda.
La preocupación por la justicia para los oprimidos es evidente a lo largo de las Escrituras. Esto fue especialmente claro cuando Dios estableció las reglas para el pueblo de Su pacto después de que éste fuera liberado de la esclavitud egipcia (Deuteronomio 24:18-22). Moisés enfatizó la preocupación por los menos privilegiados (Éxodo 22:22-27;23:6-9; Levítico 19:9-10). Repetidamente, a los israelitas se les recordaba que habían sido esclavos en Egipto y que debían tratar de manera justa a los menos privilegiados de su comunidad. Habían de amar a los extranjeros («extraños») porque Dios los ama y porque los mismos israelitas habían sido extraños en Egipto (Éxodo 23:9; Levítico 19:34; Deuteronomio 10:17-19).
Dios desea que Su pueblo manifieste públicamente la suprema valía de toda persona luchando contra la injusticia.
Defender la justicia significa luchar contra la injusticia.
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