jueves, 3 de diciembre de 2009

EXPECTATIVAS

Lectura: Filipenses 1:12-21.
“Mi anhelo y esperanza… [es] que… será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte” Filipenses 1:20
¡Expectativas! Todos las tenemos. Esperamos que las personas sean amables con nosotros, que tengamos buena salud, un excelente matrimonio, amigos fieles, una carrera exitosa. Pero, ¿qué hacemos cuando la vida no está a la altura de nuestras expectativas? En Filipenses 1, Pablo nos muestra el camino. Sus propias expectativas en cuanto a lugares, personas y el futuro se vinieron abajo y, sin embargo, se mantuvo sorprendentemente optimista.
Pablo se vio atrapado en la prisión — ¡y no es el mejor lugar para estar! Es fácil desalentarnos cuando nos encontramos atrapados en un matrimonio difícil, un empleo poco gratificante, o un vecindario que nos pone a prueba. Pero Pablo era maravillosamente positivo. Él dijo que su sufrimiento ayudaba al avance del Evangelio (Filipenses 1:12).
Tal vez las personas no hayan estado a la altura de nuestras expectativas. Probablemente Pablo esperaba que otros creyentes le alentaran. En vez de ello, algunos de hecho se alegraron de que estuviera en la cárcel y estaban predicando «por envidia y contienda» (v. 15). ¿La respuesta de Pablo? «Cristo es anunciado; y en esto me gozo» (v. 18).
Tal vez se trate de un futuro incierto —la pérdida de un cónyuge, un cambio de empleo o una crisis de salud. Pablo sabía que en cualquier momento Nerón podría dar la orden para que le ejecutaran y sin embargo declaró: «Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia» (v. 21).
Adopta la única expectativa de Pablo, ¡que la honra sea a Cristo a toda costa!
Puedes esperar disfrutar de la presencia de Dios cuando le honras con tu vida.

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