miércoles, 2 de septiembre de 2009

PASALO

Lectura: Deuteronomio 4:5-10.
“Por tanto, guárdate,… para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto,… antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos” Deuteronomio 4:9
Un día, cuando mi esposa estaba cuidando a nuestra nieta, compartió con ella un viejo y muy conocido amigo. Con Eliana en sus brazos, Sue cogió un libro muy desgastado, el cual le habíamos leído a nuestra hija cuando ella era una niñita. Se llama The Bible in Pictures for Little Eyes (La Biblia en cuadros para los ojos de los pequeñitos), un ingrediente básico en nuestros esfuerzos por compartir la verdad de Dios con nuestros hijos.
Así que ahora es el turno de Eliana de comenzar a aprender acerca de la creación de Dios, Su bondad, Su plan y Su salvación. Es el momento para contarle lo que hemos visto y experimentado en nuestro caminar de fe. Tal y como lo dice Deuteronomio 4:9, «enseñarás [los estatutos de Dios] a tus hijos, y a los hijos de tus hijos».
En los días de Deuteronomio, el pueblo recibía un regalo de Dios, «los estatutos y decretos» (v. 1), que les permitían vivir apropiadamente en la tierra de la promesa de Dios. Junto con esas leyes venía una exhortación para que el pueblo compartiera con sus descendientes las lecciones que Dios les había enseñado en el camino. Se les decía «no te olvides de las cosas que tus ojos han visto» (v. 9) y que enseñaran las palabras de Dios a sus hijos y nietos.
Nosotros tenemos un legado similar que debemos transmitir a la próxima generación. Como seguidores de Cristo, tomamos este mandato como una de nuestras mayores responsabilidades. Pásalo.
Si los hijos han de encontrar su camino hacia Dios, es nuestro deber señalárselo.

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