jueves, 9 de julio de 2009

UNA IGLESIA A LA QUE LE IMPORTA

Lectura: Filipenses 2:1-11.
“No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” Filipenses 2:4
Mientras viajábamos juntos, mi esposa y yo comenzamos a hablar con una encantadora joven que conocimos. El tiempo pasó rápidamente mientras charlábamos acerca de temas alegres. Pero, cuando ella supo que yo era un pastor, la conversación tomó un giro que desgarraba el corazón. Ella comenzó a compartir con nosotros que, cuando su esposo la dejó hacía tan sólo unos meses, ella había luchado con el dolor de dicho abandono.
Luego sonrió y dijo: «No se imaginan lo mucho que mi iglesia ha significado para mí estos últimos meses». Su estado de humor y su semblante cambiaron dramáticamente mientras relataba las maneras en que su familia de la iglesia la había envuelto en sus amorosos brazos en su momento de dolor. Fue reconfortante escuchar cómo esa asamblea local de creyentes la había rodeado del amor de Cristo.
Parece que demasiado a menudo limitamos la importancia de la iglesia a lo que sucede los domingos, pero la iglesia ha de ser mucho más que eso. Ha de ser un refugio seguro, una estación de rescate y un centro de capacitación para el servicio espiritual. La iglesia ha de ser muchas cosas, pero particularmente ha de ser una expresión del corazón preocupado del Señor de la Iglesia para las personas que sufren y están quebrantadas, tal y como nuestra joven amiga. Somos llamados a «amarnos unos a otros» (1 Juan 4:7).
La esperanza puede encenderse con una chispa de aliento.

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