“Y les dijo: “ Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. Marc 16:15
Hoy, tengo la agenda llena de actividades y compromisos que necesito realizar. He pensado que quizá me gustaría tener más horas disponibles para poder cumplir todos los compromisos.
Pero, no debo olvidar hoy que en mi agenda jamás debe faltar el realizar la misión más importante que se me ha encomendado…Ir y predicar al evangelio a toda criatura. Hoy, como discípulo de Cristo debo aprender a distinguir entre misión y llamado. La misión de Dios es que cada creyente comparta las buenas nuevas de Jesús donde quiera que estemos, pero su llamado es el nombramiento de Dios a un específico lugar y en un tiempo específico.
La misión es general y fundamenta y el llamado es específico y personal. Mi principal responsabilidad en la vida es estar en la misión de Jesús.
Quizá no haya recibido un llamado específico, pero lo que ya he recibido es la misión. Esa misión de compartir con otros las buenas nuevas. Hoy, necesito tener el tiempo para ello.
No podré decir hoy, No he recibido un llamada para ser misionero, porque cada cristiano es un misionero, porque todos hemos recibido la misión de ID y predicad el evangelio.
Quizás jamás iré a la india o la china, pero siempre tendré a alguien cerca de mí, en el propio trabajo o en el vecindario quien necesita conocer a Jesús. Jamás podré decir que Dios no me ha llamado a compartir su verdad, porque desde que soy cristiano, junto con la salvación recibí una misión.
Perdidos, solos, angustiados y triste los encontraré por la calle, en las plazas o cerca de mi escritorio.
Algunos de ellos jamás han escuchado una palabra de esperanza. Algunos son muy religiosos, pero no conocen al Señor.
Necesito hoy, aprovechar cualquier oportunidad para decirles que Dios los ama y quiere darle sentido a sus vidas.
Hoy, quiero ser fiel a la misión que Jesús me ha encomendado.
“.Señor. Una misión me has encomendado. Esa misión no la puedo evadir. Esa misión no la puedo excluir de mi agenda. Es la misión de compartir con otros tus bondades y tus misericordias. Hoy quiero caminar con la confianza de saber que me sostienes en la realización de la misión que me has encomendado.
Ayúdame a ser un testigo fiel y no desperdiciar las oportunidades que tendré de poder cumplir la misión más importante para la cual he sido salvado y para la cual me has llamado.
La misión de ir y predicar el evangelio a toda criatura. Hoy, quiero hace de ese día…un día de misión. Amen.
Hoy, tengo la agenda llena de actividades y compromisos que necesito realizar. He pensado que quizá me gustaría tener más horas disponibles para poder cumplir todos los compromisos.
Pero, no debo olvidar hoy que en mi agenda jamás debe faltar el realizar la misión más importante que se me ha encomendado…Ir y predicar al evangelio a toda criatura. Hoy, como discípulo de Cristo debo aprender a distinguir entre misión y llamado. La misión de Dios es que cada creyente comparta las buenas nuevas de Jesús donde quiera que estemos, pero su llamado es el nombramiento de Dios a un específico lugar y en un tiempo específico.
La misión es general y fundamenta y el llamado es específico y personal. Mi principal responsabilidad en la vida es estar en la misión de Jesús.
Quizá no haya recibido un llamado específico, pero lo que ya he recibido es la misión. Esa misión de compartir con otros las buenas nuevas. Hoy, necesito tener el tiempo para ello.
No podré decir hoy, No he recibido un llamada para ser misionero, porque cada cristiano es un misionero, porque todos hemos recibido la misión de ID y predicad el evangelio.
Quizás jamás iré a la india o la china, pero siempre tendré a alguien cerca de mí, en el propio trabajo o en el vecindario quien necesita conocer a Jesús. Jamás podré decir que Dios no me ha llamado a compartir su verdad, porque desde que soy cristiano, junto con la salvación recibí una misión.
Perdidos, solos, angustiados y triste los encontraré por la calle, en las plazas o cerca de mi escritorio.
Algunos de ellos jamás han escuchado una palabra de esperanza. Algunos son muy religiosos, pero no conocen al Señor.
Necesito hoy, aprovechar cualquier oportunidad para decirles que Dios los ama y quiere darle sentido a sus vidas.
Hoy, quiero ser fiel a la misión que Jesús me ha encomendado.
“.Señor. Una misión me has encomendado. Esa misión no la puedo evadir. Esa misión no la puedo excluir de mi agenda. Es la misión de compartir con otros tus bondades y tus misericordias. Hoy quiero caminar con la confianza de saber que me sostienes en la realización de la misión que me has encomendado.
Ayúdame a ser un testigo fiel y no desperdiciar las oportunidades que tendré de poder cumplir la misión más importante para la cual he sido salvado y para la cual me has llamado.
La misión de ir y predicar el evangelio a toda criatura. Hoy, quiero hace de ese día…un día de misión. Amen.
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