miércoles, 8 de abril de 2009

¿PORQUE? ¿PORQUE? OH,¿PORQUE?

Lectura: Proverbios 3:1-12.
"Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?" Hebreos 12:7
¿Por qué debo sufrir decepción, dolor y tribulación? ¿Qué he hecho para que Dios me tenga que enviar pruebas? ¿Está Él disgustado conmigo? Los hijos queridos de Dios se hacen constantemente estas preguntas.Gran parte de este temor y cuestionamiento se debe a nuestro malentendido de cómo Dios trata a los Suyos. Él tiene Sus buenos motivos. Y de ellos es nuestra disciplina espiritual. Debemos estar mucho más asustados de quedarnos solos que del castigo de Dios, por cuanto Él no pierde el tiempo en objetos sin ningún valor que no ofrecen promesa alguna de ser fructíferos.En la orilla del Lago Michigan hay grandes y áridas dunas de arena que jamás han sentido la punta de un arado. Pero en las fértiles tierras bajas que se encuentran más allá de ellas, el agricultor está cultivando constantemente. Él sabe lo que está haciendo, así que sigue rompiendo el suelo. Cuanto más profundamente trabaje el arado y cuanto más afilada sea la rastra, tanto más precioso será el fruto cuando llegue el tiempo de la cosecha.El arado de Dios se hunde profundamente, pero es sólo para que al final podamos olvidar el arado y regocijarnos en la bendición de llevar mucho fruto para Él. "Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados" (Hechos 12:11).
Mucho Sol sin lluvia provoca un desierto.

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