Al recordar tus promesas
tus palabras tan dulces
haces que me sienta
volando entre las nubes.
Promesas que vienen
en el suave suspirar
de esta niña que tiene
sed y hambre de amar.
Amar lo que tú quieres,
que yo ame al caminar
por este mundo, que muere
sin amor y en soledad.
Tus promesas gloriosas
son un fresco manantial
a mi alma que rebosa
de tu paz y tu verdad.
Esa paz que no muere,
cuando oyen pronunciar
mis oídos, ¡Tus Palabras!
que jamás han de pasar.
Patricia J. Olivera Costilla
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