Lectura: Mateo 5:38-48
Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla, derecha, vuélvele también la otra. —Mateo 5:39
El pastor de una iglesia en una zona urbana humilde le dijo a su congregación: «Algunas personas creen en la ley del ‘ojo por ojo’. Pero en este vecindario, es la ley de ‘los dos ojos por ojo’. Nunca podemos igualar el marcador; sólo podemos elevar las apuestas». La gente asintió solemnemente en señal de comprensión de la realidad que enfrentaban cada día.
Lo hemos visto en el patio de alguna escuela o en nuestros propios hogares —un niño choca contra otro durante un juego. El que fue chocado devuelve el empujón, y los empellones pronto se convierten en una pelea. Es el proceso de represalias y escaladas en el que cada acto de venganza excede al que lo provocó.
En Mateo 5 Jesús abordó una serie de problemas relacionales clave poniendo más alto el listón para aquél que agrada a Dios: «Oísteis que fue dicho . . . Pero Yo os digo . . .» (vv. 38-39). Puede que Sus palabras acerca de volver la otra mejilla, ir la segunda milla, y darle a aquel que nos pide, nos suenen tan radicales e irreales como les sonaron a los que las oyeron por primera vez (vv. 38-42). ¿Estamos dispuestos a reflexionar y orar acerca de Su enseñanza? ¿Estamos listos a aplicarla cuando nos traten injustamente en el hogar, el trabajo o la escuela?
El ciclo de la escalada puede romperse cuando una persona valiente y llena de fe se niega a devolver el golpe.
Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla, derecha, vuélvele también la otra. —Mateo 5:39
El pastor de una iglesia en una zona urbana humilde le dijo a su congregación: «Algunas personas creen en la ley del ‘ojo por ojo’. Pero en este vecindario, es la ley de ‘los dos ojos por ojo’. Nunca podemos igualar el marcador; sólo podemos elevar las apuestas». La gente asintió solemnemente en señal de comprensión de la realidad que enfrentaban cada día.
Lo hemos visto en el patio de alguna escuela o en nuestros propios hogares —un niño choca contra otro durante un juego. El que fue chocado devuelve el empujón, y los empellones pronto se convierten en una pelea. Es el proceso de represalias y escaladas en el que cada acto de venganza excede al que lo provocó.
En Mateo 5 Jesús abordó una serie de problemas relacionales clave poniendo más alto el listón para aquél que agrada a Dios: «Oísteis que fue dicho . . . Pero Yo os digo . . .» (vv. 38-39). Puede que Sus palabras acerca de volver la otra mejilla, ir la segunda milla, y darle a aquel que nos pide, nos suenen tan radicales e irreales como les sonaron a los que las oyeron por primera vez (vv. 38-42). ¿Estamos dispuestos a reflexionar y orar acerca de Su enseñanza? ¿Estamos listos a aplicarla cuando nos traten injustamente en el hogar, el trabajo o la escuela?
El ciclo de la escalada puede romperse cuando una persona valiente y llena de fe se niega a devolver el golpe.
Devolver bien por bien es algo natural; devolver bien por mal es algo sobrenatural.
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