LEA: Lucas 6:41–45
Saca primero la viga de tu ojo y entonces verás con claridad para sacar la mota que está en el ojo de tu hermano.—Lucas 6:42
Tratar de hacer que la gente cambie es un trabajo a tiempo completo. Oh, qué perfecto sería el mundo. . . ¡si tan sólo las otras personas hicieran lo que nosotros queremos!
Puede que la clave para el secreto del cambio la tenga una placa que está en mi sala de estar. Está en holandés, pero su traducción dice:
CAMBIA EL MUNDO — COMIENZA CONTIGO MISMO
¡No es lo que la mayoría de nosotros quiere escuchar!
Jesús contó una parábola acerca del problema de no ver nuestras propias faltas. Dijo: «¿O cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, déjame sacarte la mota que está en tu ojo’, cuando tú mismo no ves la viga que está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo y entonces verás con claridad para sacar la mota que está en el ojo de tu hermano» (Lucas 6:42).
El poder ver las fallas de los demás con facilidad sin siquiera notar los míos no es sólo una indicación de hipocresía. Puede ser un llamado de alerta de que puede que el problema en una relación difícil esté en mí. Tal vez sea mi actitud la que tenga que cambiar. O que sea yo quien tenga que disculparse. Tal vez yo sea la persona que necesita un espíritu humilde.
Es una lección que algunos de nosotros tenemos que aprender una y otra vez. No podemos cambiar a los demás, pero con la ayuda de Dios podemos cambiar nuestro propio comportamiento. Y cuando nuestra actitud cambia, puede que parezca como que los demás han cambiado también.
Saca primero la viga de tu ojo y entonces verás con claridad para sacar la mota que está en el ojo de tu hermano.—Lucas 6:42
Tratar de hacer que la gente cambie es un trabajo a tiempo completo. Oh, qué perfecto sería el mundo. . . ¡si tan sólo las otras personas hicieran lo que nosotros queremos!
Puede que la clave para el secreto del cambio la tenga una placa que está en mi sala de estar. Está en holandés, pero su traducción dice:
CAMBIA EL MUNDO — COMIENZA CONTIGO MISMO
¡No es lo que la mayoría de nosotros quiere escuchar!
Jesús contó una parábola acerca del problema de no ver nuestras propias faltas. Dijo: «¿O cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, déjame sacarte la mota que está en tu ojo’, cuando tú mismo no ves la viga que está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo y entonces verás con claridad para sacar la mota que está en el ojo de tu hermano» (Lucas 6:42).
El poder ver las fallas de los demás con facilidad sin siquiera notar los míos no es sólo una indicación de hipocresía. Puede ser un llamado de alerta de que puede que el problema en una relación difícil esté en mí. Tal vez sea mi actitud la que tenga que cambiar. O que sea yo quien tenga que disculparse. Tal vez yo sea la persona que necesita un espíritu humilde.
Es una lección que algunos de nosotros tenemos que aprender una y otra vez. No podemos cambiar a los demás, pero con la ayuda de Dios podemos cambiar nuestro propio comportamiento. Y cuando nuestra actitud cambia, puede que parezca como que los demás han cambiado también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario