Lectura: Lucas 11:1-13
Y yo os digo: Pedid, y se os dará. . . . --Lucas 11:9.
Escuché a una mujer decir que ella nunca oraba más de una vez por nada. No quería cansar a Dios con sus peticiones repetidas.
La enseñanza del Señor sobre la oración en Lucas 11 contradice esta teoría. Él contó una parábola acerca de un hombre que fue a la casa de su amigo a medianoche a pedir pan para alimentar a unos visitantes inesperados. Al principio, el amigo se negó, porque él y su familia estaban en cama. Finalmente se levantó y le dio el pan, no por amistad, sino porque el que llamaba era muy persistente (vv.5-10).
Jesús usó esta parábola para hacer un contraste entre este amigo renuente y nuestro generoso Padre celestial. Si un vecino irritado cede a la persistencia de su amigo y concede su petición, ¡cuánto más dispuesto va a estar nuestro Padre celestial a darnos todo lo que necesitamos!
Es verdad que Dios, en su gran sabiduría, puede a veces retrasar sus respuestas a la oración. También es cierto que debemos orar en armonía con las Escrituras y con la voluntad de Dios. Pero Jesús fue más allá de esas verdades para apremiarnos a persistir en la oración. Nos dijo que pidiéramos, buscáramos y llamáramos hasta que llegara la respuesta (v.9).
Así que no te preocupes pensando que vas a cansar a Dios. Él nunca se cansará de tu oración persistente.
DIOS NUNCA SE CANSA DE QUE LE PIDAMOS.
Y yo os digo: Pedid, y se os dará. . . . --Lucas 11:9.
Escuché a una mujer decir que ella nunca oraba más de una vez por nada. No quería cansar a Dios con sus peticiones repetidas.
La enseñanza del Señor sobre la oración en Lucas 11 contradice esta teoría. Él contó una parábola acerca de un hombre que fue a la casa de su amigo a medianoche a pedir pan para alimentar a unos visitantes inesperados. Al principio, el amigo se negó, porque él y su familia estaban en cama. Finalmente se levantó y le dio el pan, no por amistad, sino porque el que llamaba era muy persistente (vv.5-10).
Jesús usó esta parábola para hacer un contraste entre este amigo renuente y nuestro generoso Padre celestial. Si un vecino irritado cede a la persistencia de su amigo y concede su petición, ¡cuánto más dispuesto va a estar nuestro Padre celestial a darnos todo lo que necesitamos!
Es verdad que Dios, en su gran sabiduría, puede a veces retrasar sus respuestas a la oración. También es cierto que debemos orar en armonía con las Escrituras y con la voluntad de Dios. Pero Jesús fue más allá de esas verdades para apremiarnos a persistir en la oración. Nos dijo que pidiéramos, buscáramos y llamáramos hasta que llegara la respuesta (v.9).
Así que no te preocupes pensando que vas a cansar a Dios. Él nunca se cansará de tu oración persistente.
DIOS NUNCA SE CANSA DE QUE LE PIDAMOS.
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