“Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abundan también por el mismo Cristo nuestra consolación” II Corintios 1:5
Hay una proporción bendita en la vida cristiana. La Regla de Providencia sostiene un par de escalas - - en un lado Él pone ensayos para su pueblo, y en el otro él pone sus consuelos. Cuando la escala de ensayo o prueba se vacía encontraré siempre la escala de consuelo en la misma proporción; y cuando la escala de ensayos o pruebas está llena, encontraré la escala de consuelo con el mismo peso.
Cuando las nubes negras se acumulan en gran cantidad, la luz se da a conocer más brillantemente para mi. Cuando la noche me rodea y la tempestad me envuelve, el Capitán Celestial está siempre más cerca de su tripulación.
Es algo bendito, cuando nosotros estamos bajo el peso de la angustia por que de esta manera experimentamos el peso de su consuelo, y es el consuelo del Espíritu.
Una de las razónes,porque las pruebas preparan la sala para el consuelo, es que los grandes corazones solamente pueden ser formados por y a través de los grandes problemas. La zanja de los problemas excava el depósito de comodidad más profunda de la sala para el consuelo.Hoy se que en medio de las pruebas Dios viene a mi corazón y cuando Él lo encuentra lleno - - Él comienza a romper mis comodidades hasta dejarlo vacío; entonces hay más espacio para la gracia.
Otra razón por qué nosotros los cristianos somos frecuentemente muy felices en nuestros problemas, es que en los problemas tenemos las negociaciones más cercanas con Dios. Cuando el tesoro está lleno, el hombre cree que puede vivir sin Dios: cuando el bolso revienta con el oro, el hombre trata de hacer las cosas sin tanta oración. Pero una vez que los tesoros están lejos, en ese momento si queremos a Dios.
No hay grito tan bueno como que viene desde el fondo de las montañas; ninguna oración tan dulce como la que viene desde las profundidades del alma, mediante aflicciones y pruebas profundas. De aquí en adelante ellas nos traen a Dios, y nosotros somos más felices; por tener cerca a Dios.
Señor. Ayudáme a ver las aflicciones y las pruebas como elementos vitales para contemplar y disfrutar tu consolación. Tus consuelos abundan para mi cuando las aflicciones me rodean . Amén.
Hay una proporción bendita en la vida cristiana. La Regla de Providencia sostiene un par de escalas - - en un lado Él pone ensayos para su pueblo, y en el otro él pone sus consuelos. Cuando la escala de ensayo o prueba se vacía encontraré siempre la escala de consuelo en la misma proporción; y cuando la escala de ensayos o pruebas está llena, encontraré la escala de consuelo con el mismo peso.
Cuando las nubes negras se acumulan en gran cantidad, la luz se da a conocer más brillantemente para mi. Cuando la noche me rodea y la tempestad me envuelve, el Capitán Celestial está siempre más cerca de su tripulación.
Es algo bendito, cuando nosotros estamos bajo el peso de la angustia por que de esta manera experimentamos el peso de su consuelo, y es el consuelo del Espíritu.
Una de las razónes,porque las pruebas preparan la sala para el consuelo, es que los grandes corazones solamente pueden ser formados por y a través de los grandes problemas. La zanja de los problemas excava el depósito de comodidad más profunda de la sala para el consuelo.Hoy se que en medio de las pruebas Dios viene a mi corazón y cuando Él lo encuentra lleno - - Él comienza a romper mis comodidades hasta dejarlo vacío; entonces hay más espacio para la gracia.
Otra razón por qué nosotros los cristianos somos frecuentemente muy felices en nuestros problemas, es que en los problemas tenemos las negociaciones más cercanas con Dios. Cuando el tesoro está lleno, el hombre cree que puede vivir sin Dios: cuando el bolso revienta con el oro, el hombre trata de hacer las cosas sin tanta oración. Pero una vez que los tesoros están lejos, en ese momento si queremos a Dios.
No hay grito tan bueno como que viene desde el fondo de las montañas; ninguna oración tan dulce como la que viene desde las profundidades del alma, mediante aflicciones y pruebas profundas. De aquí en adelante ellas nos traen a Dios, y nosotros somos más felices; por tener cerca a Dios.
Señor. Ayudáme a ver las aflicciones y las pruebas como elementos vitales para contemplar y disfrutar tu consolación. Tus consuelos abundan para mi cuando las aflicciones me rodean . Amén.
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