Señor, me siento como un viejo violín.
Úsame como antes lo hacías,
quiéreme,
como antes me querías,
antes de que yo...
...yo...
...te quisiese apartar de mi lado.
Haz sonar mis notas,
déjalas volar en el viento.
Libéralas tú...
...porque me he perdido...
¡he dado tantas vueltas dentro de mí
para intentar hacerlo yo solo!
El silencio me ha reñido
cada vez que he querido
soñar por mi cuenta.
Búscame Padre.
Siento frío. Estoy solo.
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