Lectura: Santiago 4:13-17
. . . no sabéis cómo será vuestra vida mañana. . . . --Santiago 4:14.
La única certeza de la vida es que es incierta. Tal como nos lo recuerdan las Escrituras, «no sabéis cómo será vuestra vida mañana» (Santiago 4:14). El experto en urbanización Larry Silverstein puede dar testimonio de la verdad de ese texto. Aunque era dueño de una impresionante propiedad en la ciudad de Nueva York, según su propio testimonio, estaba obsesionado con el deseo de agregar las dos torres gemelas del World Trade Center a sus posesiones. Su deseo se hizo realidad. Seis semanas antes de que esos imponentes rascacielos fueran destruidos por terroristas, había obtenido un arrendamiento de 99 años de ese majestuoso centro por valor de 3.200 millones de dólares.
Tristemente, el cumplimiento de nuestros sueños a veces se puede convertir en pesadilla. Esto nos recuerda, no sólo la incertidumbre de la vida, sino también la necesidad de alinear nuestros deseos con la voluntad de Dios. La experiencia nos enseña que si permitimos que la presunción se haga cargo, el cumplimiento de nuestros propios sueños compulsivos se puede convertir en polvo y cenizas.
Hay deseos que son legítimos, claro está, pero el libro de Santiago nos dice cómo abordarlos. En vez de presumir que nuestros planes y sueños se cumplirán debemos decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello» (4:15).
Cuando sometemos nuestros planes a la voluntad de Dios podemos disfrutar Su paz en medio de la incertidumbre de la vida.
. . . no sabéis cómo será vuestra vida mañana. . . . --Santiago 4:14.
La única certeza de la vida es que es incierta. Tal como nos lo recuerdan las Escrituras, «no sabéis cómo será vuestra vida mañana» (Santiago 4:14). El experto en urbanización Larry Silverstein puede dar testimonio de la verdad de ese texto. Aunque era dueño de una impresionante propiedad en la ciudad de Nueva York, según su propio testimonio, estaba obsesionado con el deseo de agregar las dos torres gemelas del World Trade Center a sus posesiones. Su deseo se hizo realidad. Seis semanas antes de que esos imponentes rascacielos fueran destruidos por terroristas, había obtenido un arrendamiento de 99 años de ese majestuoso centro por valor de 3.200 millones de dólares.
Tristemente, el cumplimiento de nuestros sueños a veces se puede convertir en pesadilla. Esto nos recuerda, no sólo la incertidumbre de la vida, sino también la necesidad de alinear nuestros deseos con la voluntad de Dios. La experiencia nos enseña que si permitimos que la presunción se haga cargo, el cumplimiento de nuestros propios sueños compulsivos se puede convertir en polvo y cenizas.
Hay deseos que son legítimos, claro está, pero el libro de Santiago nos dice cómo abordarlos. En vez de presumir que nuestros planes y sueños se cumplirán debemos decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello» (4:15).
Cuando sometemos nuestros planes a la voluntad de Dios podemos disfrutar Su paz en medio de la incertidumbre de la vida.
ESCRIBE TUS PLANES CON LÁPIZ Y DALE EL BORRADOR A DIOS.
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