sábado, 31 de agosto de 2013

jueves, 29 de agosto de 2013

UNA SIMPLE LEY FÍSICA

Era la fiesta de los Enamorados en Londres. Se celebraba un alegre baile juvenil en un edificio de dos pisos. La noticia de la fiesta se difundió. Los jóvenes fueron llegando en parejas, en grupos de cuatro, de seis, de ocho, de diez. Cuando ya había más de doscientos jóvenes bailando rock, el piso cedió.
Se debió a una simple ley física. Un piso hecho para soportar a cincuenta personas no puede soportar a doscientas. El piso se rompió y los jóvenes cayeron en medio de una espantosa confusión. Dos muertos y sesenta heridos fue el saldo del trágico final de la fiesta.
Hay leyes físicas que no se pueden violar sin pagar las consecuencias. Si se ponen los dedos en el metal caliente, se sentirá la quemadura. Si se toca un cable eléctrico, se sentirá la descarga. Si se deslizan los dedos por el filo del cuchillo, correrá la sangre.
El universo tiene infinidad de leyes físicas que son así porque así las formuló el Creador. No se pueden violar sin sufrir algún percance. Y también el universo, y especialmente la humanidad, poseen una gran cantidad de leyes morales, igualmente firmes, igualmente valiosas, que tampoco se pueden violar con impunidad.
Consideremos el caso de Londres. El piso del edificio no cedió debido a que los jóvenes bailaban música rock, ni porque bebían cerveza, ni porque algunos fumaban marihuana ni porque algunas jóvenes parejas se entregaban a excesivas muestras de cariño. Cedió porque se le puso encima demasiado peso, y nada más; es decir, por una simple ley física.
Así mismo, si sobre una esposa sufrida o un esposo demasiado ingenuo, el otro cónyuge empieza a poner demasiado peso de infidelidad, tarde que temprano habrá un quiebre, una ruptura, un desastre. Es una simple ley moral.
Muchas esposas ceden por el peso de demasiadas burlas del marido, y se rompen como estante de vidrio que deja caer estrepitosamente la excesiva carga de copas que se le ha puesto encima. Y quedan igualmente hechas añicos.
No se puede cargar un puente con demasiada carga ni poner demasiado peso en la bodega de un barco o de un avión. Todo tiene un límite. Pasado ese límite, hay peligro de muerte.
Tampoco se puede cargar el corazón de un ser humano con demasiada pena. Y menos cuando ese corazón es el de la esposa o del esposo. Pidámosle hoy a Cristo sabiduría, comprensión y poder. Él nos ayudará.
Hermano Pablo

¿QUE SALE DE NUESTRA BOCA?

"...De la abundancia del corazón habla la boca" (Mateo 12:34, NVI).
¡Qué expresión tan exacta utilizó Jesús en este pasaje para definir los dichos de las personas! No es necesario hacer un análisis de oratoria para descubrir lo que alguien atesora en su interior. Por más elocuente que sea una persona para persuadir, convencer o deleitar con sus palabras, siempre quedará su discurso enmarcado en esa verdad enunciada por Jesús.
Si nos detuviéramos alguna vez a escuchar con atención a los demás y a nosotros mismos, posiblemente nos sorprenderíamos de lo escuchado. Por ejemplo, no debería extrañarnos que cuando alguien menciona reiteradas veces al dinero y a las cosas materiales en sus conversaciones (aunque niegue su apego al mismo), tenga amor al dinero y avaricia en su corazón. Si bien el caso del ejemplo se podría decir que es fácil de reconocer, observemos a continuación otros ejemplos, los cuales muchas veces están revestidos de religiosidad:
  • Un corazón manipulador bien maquillado con una sonrisa y modos piadosos que, bajo frases tales como: "nadie me comprende", "tú no entiendes lo que quiero decir", "no has interpretado correctamente mis palabras", trata de imponer su parecer y, a veces, sus caprichos.
  • Doble discurso.
  • Vocabulario prolijamente cuidado dentro del ámbito de la iglesia y descuidado en el trabajo, en la familia, etc. "...Ninguna fuente puede dar agua salada y dulce" (Stg 3:12, RVR 1960).
  • Palabras soeces y de mal gusto. Groserías. "Eviten toda conversación obscena" (Efesios 4:29, NVI).
  • Expresiones tales como: "Te envidio sanamente", sabiendo que la envidia es un deseo de la carne y que está contra el Espíritu (Gálatas 5:16-21).
  • Hablar mal de otras personas deliberadamente con malicia o bien para resaltar la propia piedad en detrimento del otro. "...Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener..." (Romanos 12:3, NVI).
  • Hablar siempre de uno mismo y hasta llegar a ponerse de ejemplo.
  • Mentir. "Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios" (Col 3:9, NVI).
  • Adular a otros para ser aceptado y conseguir algún fin.
  • Comentarios negativos y de desánimo. "Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno" (Col 4:6, NVI).
  • Exageración en los dichos (aquí no se hace referencia a la figura literaria 'hipérbole'). "Cuando ustedes digan 'sí', que sea realmente sí; y cuando digan 'no', que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno" (Mateo 5:37, NVI).
  • Explosiones de ira. "Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno" (Col 3:8, NVI).
Por supuesto que la lista anterior podría extenderse mucho más, pero el objetivo aquí no es hacer una lista de pecados, sino poder reflexionar acerca de lo que decimos y escuchamos. La Biblia nos advierte en varios pasajes acerca de la importancia de cuidar nuestra lengua y de las consecuencias que provoca no hacerlo, por eso debemos ser custodios de nuestras palabras y pedirle al Señor que nos fortalezca en aquello que nos cuesta (por ejemplo: chismes, burlas, mimetismo con el vocabulario del mundo, etc.).
Para concluir, el apóstol Pablo en Efesios da un sabio consejo, que lejos de ser un listado de términos religiosos a repetir, es más bien la expresión natural que debería fluir de una fuente llena del Espíritu Santo: "...que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan" (Efesios 4:29, NVI).

lunes, 26 de agosto de 2013

CUMPLEAÑOS DE LA APÓSTOL ELENA FLORES

6+
Este pasado domingo celebremos toda la iglesia el cumpleaños de nuestra Apóstol Elene Flores, fue una gran mañana donde tuvimos actuaciones de la escuela dominical y una gran obra, desde este blog queremos felicitar por esos 35 o 38 años o 40 años, bueno ahora no recuerdo bien. 

jueves, 22 de agosto de 2013

ESFUERZATE PARA SER UN CRISTIANO VERDADERO

Esfuérzate para vivri la vida bajo los preceptos de la Palabra de Dios, de tal manera que llegues a ser:
1. Como PABLO para olvidar lo que queda atrás y seguir hacia delante. (La Meta)
Filipenses 3:12-13

2. Como DAVID para ser un Cristiano conforme al corazón de Dios.
1ra. Samuel 13:14

3. Como ABRAHAM para confiar incondicionalmente en mi Dios.
Romanos 4:17-22

4. Como ENOC para caminar en compañerismo diario con mi Padre Celestial.
Génesis 5:21-24

5. Como MOISÉS para llegar a ser la persona mas mansa de la tierra.
Números 12:3

6. Como DANIEL para proponerme en mi corazón no contaminarme.
Daniel 1:8

7. Como ANDRÉS para guiar a mis amigos a Cristo.
Juan 1:40-42 - Proverbios 11:30

8. Como GEDEON para avanzar aunque tenga pocos amigos.
Jueces 7:3-7, 16:22

9. Como JOSÉ para dar la espalda a la tentación.
Génesis 39:6-12

10. Como ESTEBAN para perdonar a los que me hieren.
Hechos 7:54-60

11. Como AARÓN Y HUR para sostener a mi Pastor.
Éxodo 17:8-13

12. Como JOB para ser paciente bajo cualquier circunstancia.
Santiago 5:10-11

13. Como JOSUÉ Y CALEB para no permitir que me desanimen los
obstáculos. Números 13:27-30, 14:9-30

viernes, 16 de agosto de 2013

SOFOCADA POR SU PROPIO COLCHÓN

Juliana Biedermann, anciana de setenta y ocho años de Colonia, Alemania, se sentó feliz en su nueva cama. Era una cama mullida, suave, tibia, a la que el fabricante le había añadido un suave perfume de maderas.
Juliana se puso a jugar sobre su nueva cama como una chiquilla. Vivía sola en su apartamento. Era un apartamento moderno, con esas camas plegadizas que se empotran en la pared para dejar más espacio durante el día.
Mientras la anciana probaba varias veces la suavidad del colchón, el mecanismo de la cama se accionó espontáneamente y, levantándose, atrapó a la anciana dentro del hueco. Comenzó así una pesadilla para doña Juliana que duró cabalmente tres días y tres noches.
La pobre mujer permaneció en aquel encierro hasta que al fin los vecinos alertaron a la policía y los bomberos acudieron a librarla. «Nadie oía mis gritos —dijo llorando—; mi propio colchón me sofocaba.»
Los colchones sirven para dormir, y son muy cómodos. Pero conviene tenerlos debajo del cuerpo, no encima. Porque aquello que fue creado para la comodidad, el placer y el descanso puede convertirse en algo sofocante y aun mortal si se le da un uso totalmente impropio.
Así pasa con todas las cosas que el hombre ha creado para su bienestar y beneficio. Usadas como se debe, dándoles el uso para el que fueron diseñadas, las cosas generalmente funcionan bien. Son de utilidad y provecho. Pero usadas en otra forma pueden ser hasta mortales.
Una cuerda gruesa puede ser muy buena para tender la ropa o halar un auto, pero mala si se le hace un nudo corredizo y se la ajusta al cuello. Una hojita de acero filosa puede ser muy buena para afeitarse, pero mala si se la desliza sobre las venas de la muñeca.Hermano Pablo
Lo mismo puede decirse de otra infinidad de cosas, tales como el amor. Usado como manda Dios, y para lo que fue diseñado, es maravilloso. El amor es una fuente de felicidad, de bienestar, de salud física y mental, y de progreso moral y espiritual. Pero si se usa mal este genial invento de Dios, el amor de hombre y mujer se transforma en fuente de vicio, maldad, pecado y muerte. ¿Cómo aprender a usar el amor, supremo don, siempre como Dios manda? Por medio de Cristo, Señor, Salvador, Maestro y Santificador de nuestra vida.
Hermano Pablo

¡YO QUIERO ESA FE!

Marcos 5: 25 – 34
“Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre,  y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.  Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto.  Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.”


Lo que maravilla de esta historia es la fe de esta mujer. Es esa fe del tamaño de una semilla de mostaza, capaz de producir milagros, capaz de hacer posible lo imposible. Es una fe que ridiculiza las leyes físicas y deja atónitos a los médicos; la fe que siendo pronunciada deja de ser un anhelo para convertirse en una realidad.

¡Yo quiero esa fe! Y no la tibia, la que sólo me alcanza los domingos y es compatible con la razón. No la fe tan pequeña que deja lugar a la desesperación, la preocupación y la ansiedad frente a las circunstancias que me rodean. O la cómoda, que no quiere ser desafiada con dificultades.

Pero la fe de esta mujer ha sido forjada lenta y trabajosamente a través de barreras en su vida: sufrió durante 12 largos años un “azote”, un flujo de sangre que debe haberle sacado sus fuerzas, sus ganas de vivir. Habrá experimentado la desesperanza de haber pasado de médico en médico sin un resultado que la saque de esa agonía y el desaliento que conlleva el ver que cada vez estaba peor a pesar de los esfuerzos y los tratamientos; y el encontrarse empobrecida por los gastos que esto representaba.

Éstas y seguramente algunas barreras más son las que sorteó esta mujer cuando aseguró: “si tan sólo tocase su manto…”
¿Cuáles son las barreras que hay en mi vida? ¿Cuál es el tope que pongo a mi fe?

Ella se levantó en su agonía y declaró su fe. Se abrió lugar entre la multitud, quizás se arrastró y nada le importó. Superó las barreras… se esforzó.

Pensamos que la fe milagrosa, de esa que nos habla la Palabra descenderá sobre nosotros de manera mágica y no nos esforzamos en alanzarla. Esperamos pasivamente sin alimentarnos, sin superar las barreras en nuestra vida. Reclamamos promesas sin escuchar lo que nos toca de nuestra parte.

Pero el Señor nos dice y nos repite:
Esfuérzate y sé valiente (…) Solamente esfuérzate y sé muy valiente. (…) Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” (Josué 1: 6 -9)

¿Me cuesta leer la Palabra?: ESFUÉRZATE.

¿Me cuesta separar un tiempo de oración? ESFUÉRZATE.

¿No puedo salir del desaliento? ESFUÉRZATE.

¿No logro testificar, no me animo a hablar en mi familia, con mis amigos, en mi trabajo? ESFUÉRZATE.

¿No quiero comprometerme en un ministerio? ESFUÉRZATE.

Esfuérzate si quieres ver lo sobrenatural, si quieres maravillarte de la grandeza y el poder de Dios. Esfuérzate!

jueves, 15 de agosto de 2013

-PALABRAS DE ANIMO

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo.

Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas.

Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras ranas seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.

Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Ella se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le gritó que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir. Pero la rana saltó cada vez con más fuerza hasta que finalmente salió del hoyo.

Cuando salió, las otras ranas le preguntaron: "¿No escuchaste lo que te decíamos?" La rana les explicó que era sorda y que ella pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo.

No olvidar que las palabras que decimos tienen poder de vida y muerte. Una palabra de aliento compartida a alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarle y finalizar el día.

Una palabra destructiva a alguien que se encuentre desanimado puede ser lo que acabe por destruirlos. Por eso debemos tener mucho cuidado con lo que decimos.

Una persona especial es la que se da tiempo para animar a otros.

Cualquiera puede hablar palabras que ofenda, desanime o palabras que entristece, lo que impedirá continuar en la lucha en medio de tiempos difíciles.

Dispongámonos a ser especiales para los demás.

Pro.12.20. Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal; Pero alegría en el de los que piensan el
bien.

martes, 13 de agosto de 2013

PRIMICIAS

Este pasado domingo tuvimos un culto muy especial de primicias fue precioso