martes, 27 de noviembre de 2012

lunes, 26 de noviembre de 2012

DOS CLASES DE DEMENCIA

El matrimonio de John y Jenny Colomer, de Aspendale, Australia, estaba colmado de felicidad. Los cuatro hijos que les llegaron en rápida sucesión intensificaron aún más esa felicidad. Pero a los ocho años de matrimonio, comenzó una pesadilla. Jenny empezó a tener problemas mentales, y éstos se fueron agravando mes tras mes hasta llegar a ser insoportables.
Un día Jenny, presa de una furia descontrolada, castigaba brutalmente a sus hijos sin ningún motivo. Otro día, la emprendía contra su esposo. Así transcurrieron ocho años de locura, hasta el día en que Jenny atacó y golpeó a su esposo John. Éste la sujetó del cuello y, bajo una ola de locura propia, apretó demasiado fuerte y Jenny murió estrangulada. El juzgado, comprendiendo su tragedia, lo declaró inocente.
Una de las peores pesadillas que quebranta el corazón y destruye la paz ocurre cuando algún miembro de la familia padece perturbaciones mentales, sobre todo si se trata del padre o de la madre. Pero hay una demencia que, a pesar de la aparente contradicción de vocablos, no es mental sino espiritual. Ésa es la que padece el hombre o la mujer, que por más que desea y que busca la paz interna —esa paz del corazón que llega hasta lo profundo del alma—, no la halla. Tiene inteligencia, bienes materiales, buena familia, una posición reconocida y todo lo que el mundo estima valioso, pero no tiene paz. Daría cualquier cosa por tener tranquilidad en el alma, satisfacción, contentamiento y paz, pero nada de eso tiene. Esa es la demencia del corazón, y muchas personas padecen de ella.
Para la demencia mental, hay tratamientos psicológicos y drogas fuertes. Pero, ¿qué hay para la demencia del corazón? ¿Hay alivio para el alma atribulada y para el corazón confundido? ¡Sí lo hay!
Un joven que buscaba la paz se acercó a Jesucristo y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?» El Señor, en resumen, le contestó: «Si me sigues de cerca, encontrarás la paz que estás buscando. Y mientras lo hagas, experimentarás paz, gozo y libertad. Pero tienes que dejarlo todo y seguirme» (Lucas 18:18-22).
Esta es la gran verdad: para la demencia espiritual la solución es rendirnos a Cristo y seguir sus pasos. En Él hay verdadera paz

Hermano Pablo

LAS PRIORIDADES

¿Cómo valoramos lo que es urgente, lo que es importante y lo que es necesario?

Muchas veces al realizar una valoración de los hechos recientes de nuestras vidas, llegamos a la conclusión que actividades que anhelábamos hacer, no han podido llevarse a cabo, lo cual, por lo general trae aparejado un sentimiento de insatisfacción y a veces también, de culpa.

Entonces, lo urgente, no nos permite ver lo que es importante y/o necesario.

Ante todo, debemos tener en claro, que esta distribución de actividades en nuestro tiempo, está íntimamente relacionada al orden. Es imprescindible recordar, que nuestro Padre, es un Dios de orden y lo vemos reflejado tapa a tapa en Su Palabra, y a modo de ejemplo cito Eclesiastés 3:1 al 15.

Debemos valorar los tiempos de trabajo, de descanso, de estudio, de recreación, etc; y esto no se mantiene ajeno a la enseñanza bíblica.

¿Qué nos enseña Dios acerca de estos momentos?


• Tiempo de descanso:

o Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero. Éxodo 23:12.
o Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña. Levítico 25:4.
o Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu. Eclesiastés 4:6.
o El les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer. Marcos 6:31.

• Tiempo de trabajo:

o Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. Génesis 3:19.
o Seis días se trabajará, mas el sé ptimo día será de reposo. Levítico 23:3.
o Cuando comieres el trabajo de tus manos. Bienaventurado serás, y te irá bien. Salmos 128:2.
o ¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; No estará delante de los de baja condición. Proverbios 22:29.
o No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios. Eclesiastés 2:24.

• Tiempo de familia:

o Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Génesis 2:24.
o Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre; Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello. Proverbios 1:8.
o Corona de los viejos son los nietos. Y la honra de los hijos, sus padres. Proverbios 17:6.
o El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, Y las contiendas de los hermanos son com o cerrojos de alcázar. Proverbios 18:19.

• Tiempo de pareja:

o El que halla esposa halla el bien, Y alcanza la benevolencia de Jehová. Proverbios 18:22.
o Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos;a para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa. 1º Pedro 3:1
o Que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor. 1º Tesalonicenses 4:4.

• Tiempo de amigos:

o En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia. Proverbios 17:17.
o El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano. Proverbios 18:24
o Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. 1º Pedro 3:8 y 9.

• Tiempo de iglesia:

o Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. Hebreos 10:23 al 25.
o Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, a y todos miembros los unos de los otros. Romanos 12: 4.


• . Tiempo personal:

o Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Hageo 1:7.
o Me acordé de los días antiguos; Meditaba en todas tus obras; Reflexionaba en las obras de tus manos. Salmos 143:5.
o Hazme entender el camino de tus mandamientos, Para que medite en tus maravillas. Salmos 119: 27.
o Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. Josué 1: 8 y 9.


Es importante destacar:

 Si estos tiempos NO están en equilibrio, corro el riesgo de ESTANCARME en alguna área de mi vida.
CADA COSA es IMPORTANTEy por lo tanto NECESARIOdedicarse a pleno.

Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Salmos 37:3 al 5.
Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org
noeliaescalzo

miércoles, 21 de noviembre de 2012

lunes, 19 de noviembre de 2012

TODA INFRACCIÓN INDIGESTA

Era un pequeño restaurante, uno de esos que llaman «de comida rápida». El hombre, de treinta y ocho años de edad, entró a comer un sándwich de pavo. Comió bien, pero luego, además de no pagar, asaltó al cajero y le sacó ocho dólares.
El plan le salió tan bien que Guillermo Molina siguió haciendo lo mismo por tres meses. Comía comidas suaves y lo hacía rápidamente. Luego asaltaba al cajero, extrayendo el dinero que hubiera en caja, y se iba lo más campante.
Cuando lo arrestaron, el juez lo condenó a veinticinco años de prisión: un año por cada comida rápida que consumió y no pagó. De ahí en adelante, durante veinticinco años consecutivos, tendría comida, si no buena y abundante, por lo menos gratis: comida de cárcel.
¡Cuántas personas hay que comen cosas que parecen ser agradables, sin saber que se están indigestando! El hombre y la mujer que hacen el mal tienen la tendencia a encubrir sus faltas, y buscan justificar todo lo que hacen. Se juzgan a sí mismos y se declaran inocentes. Y siguen haciendo el mal hasta que la conciencia, cansada de acusar, deja de insistir.
Hay personas que viven en adulterio por años. Piensan que es una comida agradable. Hasta se sienten satisfechos de hacerlo, pensando que son triunfadores. No obstante, es comida que indigesta matrimonio, relaciones, vida y alma.
Tarde o temprano, la consecuencia de esa comida producirá tal indigestión que desearán morir. Cuando familiares, especialmente hijos, les den la espalda, querrán borrar para siempre esa mancha. Pero una vez hecha, queda para siempre. Toda infracción indigesta. Todo pecado hace mal. Toda maldad, en una forma u otra, mata.
¿Qué debemos hacer, una vez que hemos caído? ¿Qué esperanza nos queda, una vez que nuestro pasado ha quedado manchado? ¿Cómo podemos limpiar esa mancha?
El primer paso es reconocer que hemos caído. Cuando reconocemos nuestro error y deseamos levantarnos, ese deseo es el comienzo de nuestra restauración: toca el corazón de aquellos a quienes hemos herido, y despierta en ellos el deseo recíproco de mostrarnos amor y aceptación.
Además de eso, el arrepentimiento sincero toca también el corazón de Dios. Cuando Él ve en nosotros una humildad genuina, entra a nuestra vida con su gracia salvadora y nos cambia por completo. Cristo sana, limpia, justifica y regenera. Permitámosle que lo haga. Él nos dará una nueva vida.

Hermano Pablo

sábado, 17 de noviembre de 2012