Lectura: 2 Corintios 9:6-15.
"... el que pierde su vida por causa de mí, la hallará" Mateo 10:3
¿Alguna vez jugaste al dominó? Cuando yo era muchacho, este era uno de los pasatiempos favoritos. Hace un tiempo, mientras visitaba a una familia, vi a un jovencito y a su abuelo jugando a este juego. Al pensar en los días de mi niñez, me vino a la mente un torrente de recuerdos.
Lo extraño del juego de dominó es que se gana perdiendo. Para ganar, tienes que perder tus fichas. El que primero se deshace de sus fichas gana. Tienes que dar para obtener, perder para ganar, ser reducido a nada para llegar a la cima. No es como el béisbol, el tenis u otros deportes, en lo que el mayor número de carreras, puntos o anotaciones determina al ganador. ¡No! En el dominó, el que triunfa es el que primero se queda sin nada.
La regla del hombre natural es: "Consigue todo lo que puedas". La del hombre espiritual debería ser: "Da todo lo que puedas". En la esfera espiritual, solo conservaremos para siempre aquello que damos. En la vida cristiana, debemos reducirnos a nada antes de llegar a ser algo. La semilla que se guarda en el granero se humedece y se deteriora, pero si se "arroja" en el suelo, aumenta 30, 60 y 100 veces más. "... si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo..." (Juan 12:24).
Recuerda, Jesús lo dio todo. Él es nuestro ejemplo.
La vida es como jugar al tenis: No puedes ganar si no sirves bien.
La vida es como jugar al tenis: No puedes ganar si no sirves bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario