martes, 3 de abril de 2012

COMO VER SU ROSTRO

Lectura: Mateo 11:25-30.
"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón..." Mateo 11:29
A Bertel Thorwaldsen, un escultor danés, le encargaron que hiciera una estatua de Cristo. En primer lugar, tomó un poco de barro muy maleable e hizo una representación a escala. Después, se fue del estudio para darle tiempo al barro recién formado para que se secara y se endureciera. Sin embargo, durante la noche hubo un rocío sumamente denso, procedente del mar, y la humedad alteró la figura.
Cuando el escultor regresó al día siguiente, pensó que su incipiente obra maestra se había arruinado. Las manos, que antes habían estado en alto como si fueran a bendecir, en ese momento estaban extendidas hacia adelante como si hicieran una invitación. La cabeza de Cristo, que antes tenía los ojos hacia el cielo, entonces miraba al suelo, ocultando parcialmente el rostro.
Mientras observaba la figura, Thorwaldsen repentinamente se dio cuenta de que así era como debía esculpir la estatua definitiva. "En realidad -exclamó-, si quieres ver el rostro de Cristo, tienes que humillarte y ponerte de rodillas".
Cuanto más aprendemos de Cristo y procuramos seguirlo, más deseamos reflejar Su mansedumbre y humildad. Pero ¡cuánto nos falta! No muchos somos verdaderamente "manso[s] y humilde[s] de corazón" (Mateo 11:29).
¡Quiera Dios que aprendamos más de Él, para que el orgullo y el egoísmo desaparezcan de nosotros!.
Puedes pedirle a Dios que te dé humildad, pero no agradecerle por ella.

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