El fin de semana llegó como siempre, alegre y bullicioso, al poblado
de Baroda, estado de Gujarat, India. Las prostitutas salieron a
ejercer su oficio, y los salones de bailes se llenaron de bailarines.
Gujarat es el único estado de la India donde se prohíbe la venta
de bebidas alcohólicas. Ese sábado por la tarde 251 personas habían
sido hospitalizadas, y de ellas murieron paralizadas cien. Otras
veinticinco quedaron ciegas, y el resto gravemente enfermas. ¿Cuál era
la causa? Tres irresponsables habían vendido clandestinamente licor
hecho en las casas con alcohol metílico, un veneno mortal.
El fin de semana dejó de ser alegre para volverse trágico. Los
habitantes de Baroda, India, pueblo que ya había tenido tres veces
tragedias de esta clase, habían bebido licor hecho con veneno.
En realidad, toda bebida alcohólica es veneno. No todas están
hechas con alcohol metílico, pero todas tienen su pequeña o gran dosis
de tóxico, que va adormeciendo y entorpeciendo la mente, y convirtiendo
al bebedor en un individuo de capacidad disminuida.
La propaganda comercial de licores puede ser muy elegante, muy
bien preparada, realizada por expertos del arte; pero los hospitales,
las cárceles, los manicomios y los cementerios cuentan una historia muy
distinta. Allí no hay placer ni delicias como las mencionadas por la
propaganda, sino vómito, sangre, locura, idiotez y muerte.
¿Somos víctimas del alcohol? No tratemos de ocultar nuestra
esclavitud. ¿Podemos pasar una semana sin beber? ¿Lo hemos tratado?
Muchas veces lo que decimos poder hacer es una cosa y lo que realmente
podemos hacer es otra. Seamos sinceros. ¿Podemos de veras pasar una
semana sin beber alcohol? Si la respuesta es negativa, necesitamos
ayuda.
Hay un grupo llamado Alcohólicos Anónimos que ayuda a las personas
esclavizadas por el alcohol. Para reforzar esa ayuda con algo que
puede cambiar todo nuestro ser, tenemos que invitar a Cristo a que sea
el Rey y Señor de nuestra vida.
Hermano Pablo
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