Lectura: Mateo 5:13-20.
"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre…" Mateo 5:16
Caerleon es una aldea galesa con profundas raíces históricas. Fue uno de los tres lugares del Reino Unido donde las legiones romanas se apostaron durante la ocupación de Gran Bretaña. Aunque la presencia militar terminó hace unos 1.500 años, la impronta de esa ocupación todavía se observa en la actualidad. Gente de todo el mundo visita el fuerte militar, las barracas y el anfiteatro, recordatorios de la época cuando Roma gobernaba el mundo y ocupaba Gales.
Me asombra que, quince siglos después, todavía se vean con tanta claridad pruebas de la presencia romana en esa pequeña comunida
Sin embargo, me pregunto sobre otra clase de impronta: la de Cristo en nuestras vidas. ¿Permitimos que otros vean claramente Su presencia? ¿Pueden las personas que interactúan con nosotros saber que Jesús vive en nuestro interior?
Jesús nos llama a exhibir Su presencia en nuestra vida para la gloria de Dios el Padre. Dice: «Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5:16). Mediante la luz de nuestro testimonio y el impacto de nuestros actos de servicio, la gente debería poder ver pruebas de la presencia de Dios en nuestra vida. ¿Las ven? ¿Pueden ver Su impronta?
Que tu testimonio se escriba con letras grandes para que el mundo siempre pueda leerlas.
"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre…" Mateo 5:16
Caerleon es una aldea galesa con profundas raíces históricas. Fue uno de los tres lugares del Reino Unido donde las legiones romanas se apostaron durante la ocupación de Gran Bretaña. Aunque la presencia militar terminó hace unos 1.500 años, la impronta de esa ocupación todavía se observa en la actualidad. Gente de todo el mundo visita el fuerte militar, las barracas y el anfiteatro, recordatorios de la época cuando Roma gobernaba el mundo y ocupaba Gales.
Me asombra que, quince siglos después, todavía se vean con tanta claridad pruebas de la presencia romana en esa pequeña comunida
Sin embargo, me pregunto sobre otra clase de impronta: la de Cristo en nuestras vidas. ¿Permitimos que otros vean claramente Su presencia? ¿Pueden las personas que interactúan con nosotros saber que Jesús vive en nuestro interior?
Jesús nos llama a exhibir Su presencia en nuestra vida para la gloria de Dios el Padre. Dice: «Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5:16). Mediante la luz de nuestro testimonio y el impacto de nuestros actos de servicio, la gente debería poder ver pruebas de la presencia de Dios en nuestra vida. ¿Las ven? ¿Pueden ver Su impronta?
Que tu testimonio se escriba con letras grandes para que el mundo siempre pueda leerlas.
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