sábado, 19 de noviembre de 2011

ORGULLO NACIONAL

Lectura: 1 Pedro 2:9-17."

Mas vosotros sois linaje escogido, […] nación santa, […] para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas" 1 Pedro 2:9

A mi esposa Martie y a mí nos encanta Inglaterra: su historia, su cultura y su gente. Cuando visitamos ese país, una de nuestras actividades favoritas es ir a conciertos al aire libre sobre las verdes laderas de antiguas propiedades. La última noche de conciertos es la mejor, con fuegos artificiales y cientos de ciudadanos que agitan pequeñas banderas británicas mientras cantan himnos patrios.Nos encantaba unirnos a esa celebración… hasta el verano en que nuestros hijos nos acompañaron. Cuando comenzamos a blandir nuestras banderas junto con los entusiastas británicos, ellos nos miraron horrorizados. Todavía puedo escucharlos gritar más fuerte que la música: «¿Qué están haciendo? ¡Ustedes son norteamericanos!».A menudo, Dios debe sentirse así cuando nos mezclamos y vivimos como los «locales» que nos rodean. Casi puedo oírlo decir: «¿Qué haces viviendo de ese modo? ¡Tú perteneces a mi nación!».Pedro nos recuerda que somos distintos: una «nación santa» (1 Pedro 2:9). Ser santo significa que somos únicos, apartados para Dios; que estamos asemejándonos a Él y reflejando Su forma de vida caracterizada por una cultura diferente. Significa que perdonamos las crueles ofensas, que somos misericordiosos, bondadosos, veraces y leales a nuestras promesas. Simplemente, es ser como Él.Así que, ¡comencemos a agitar la bandera de la santidad como miembros de la «nación de Jesús»!

La lealtad a Jesús debe verse y oírse en nuestro andar.

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