En 1902, un aspirante a escritor de veintiocho años de edad recibió una carta de rechazo del editor de poesía del The Atlantic Monthly. De regreso con un grupo de poemas que él había enviado, estaba esta graciosa nota: “Nuestra revista no tiene espacio para sus vigorosos versos”. Él continuó tratando, sin embargo y llegó a ver su obra publicada. El nombre del poeta era Robert Frost.
En 1905, la Universidad de Bern declinó una disertación de doctorado como muy elaborada e irrelevante. El joven estudiante de física, que escribió la disertación siguió esforzándose y llegó a desarrollar alguna de sus ideas como teorías generalmente aceptadas. Su nombre era Albert Einstein.
Cuando el rechazo sacude tu resolución y opaca tus metas, sigue intentando. ¡Si no te das por vencido, un día estarás viviendo tus sueños!.
Job 17:9
El justo se mantendrá en su camino, y el de manos limpias más y más se fortalecerá
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