sábado, 17 de julio de 2010

CUANDO LA TIERRA TIEMBLA

Lectura: Salmo 18:1-6.
"En mi angustia invoqué a Jehová" Salmo 18:6
Varios días después de un devastador terremoto en el área de San Francisco, se vio a un muchacho meciéndose y balanceándose en el patio de juegos del colegio. Su director le preguntó si estaba bien; el muchacho asintió con la cabeza, y dijo: «Me estoy moviendo como la tierra, para que, cuando haya otro terremoto, yo no lo sienta». Él quería prepararse para otro temblor de tierra.
Algunas veces, después de un trauma, nos preparamos para lo que pueda venir después. Si recibimos una llamada por el teléfono móvil anunciando malas noticias, cada vez que el teléfono suena sentimos pánico y nos preguntamos: ¿Y ahora qué habrá pasado?
La «tierra estaba temblando» para el salmista David después de que el rey Saúl trató de matarle (1 Samuel 19:10). Corrió y se escondió. Pensó que lo que seguiría sería la muerte y le dijo a su amigo Jonatán: «Apenas hay un paso entre mí y la muerte» (20:3). Escribió: «Me rodearon ligaduras de muerte, y torrentes de perversidad me atemorizaron» (Salmo 18:4).
David clamó al Señor en su angustia (v.6) y encontró que Él era un apoyo, Alguien en quien podía confiar que siempre estaría con él. Dijo: «Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;… mi alto refugio» (v.2). El Señor será eso para nosotros tambien cuando la tierra tiemble debajo de nuestros pies.
Para sobrevivir a las tormentas de la vida, fija tu ancla a la Roca de los siglos.

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