viernes, 10 de septiembre de 2010

LUGARES ABANDONADOS

Lectura: Salmo 119:9-16.
"En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti" Salmo 119:11
Nuestra familia acababa de llegar a la cabaña del lago que habíamos alquilado para una muy esperada semana de vacaciones cuando mi esposa descubrió la evidencia inequívoca de arañas y ratones en la casa. No era que jamás nos hubiésemos topado con aquello, sino que esperábamos que la cabaña hubiese sido limpiada y preparada para nuestra estancia allí. En vez de ello, todo estaba sucio con los restos de aquella plaga e hizo falta una buena limpieza antes de poder instalarnos. No era una mala casa; simplemente la habían dejado abandonada.
Podríamos ser culpables de tratar nuestros corazones igual que aquella cabaña. Nuestros «lugares abandonados» pueden llegar a convertirse en semilleros para plagas de pensamientos equivocados, malas actitudes o comportamientos pecaminoso —creando problemas que requieren una gran atención para ser corregidos. El camino sabio a seguir es reconocer nuestra necesidad de cuidar nuestros corazones permaneciendo en la Palabra de Dios y adoptando sus verdades.
En el Salmo 119:11, el rey David reconoció el peligro de no cimentar nuestras vidas en las Escrituras. Él dijo: «En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti».
Con un enfoque en la Palabra, podemos construir vidas espirituales fuertes que nos ayudarán a evitar los peligros que inevitablemente crecen en lugares abandonados.
Para crecer fuerte espiritualmente, lee la Palabra.

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