Lectura: Gálatas 6:1-5.
"Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo" Gálatas 6:2
Un nuevo sitio en la red le ayuda a uno a decirle a un compañero de trabajo lo que teme decirle en persona. Comentarios como: «Un caramelo de menta para el aliento te vendría bien», «el timbre de tu móvil suena muy fuerte hoy», o «tu perfume por lo general es muy fuerte». Puedes enfrentar los problemas de manera anónima haciendo que el sitio en la red envíe un e-mail en vez de hacerlo tú.
Es normal que seamos cautos al hablar con los demás acerca de algo que nos molesta. Pero, cuando se trata de confrontar a otros creyentes sobre su pecado, es más serio. Desearíamos poder hacerlo anónimamente, pero tenemos que hacerlo cara a cara.
Gálatas 6:1-5 ofrece algunas pautas para confrontar a algún cristiano que está llevando una vida pecaminosa. El primer requerimiento es que nosotros mismos estemos cerca del Señor y que no nos considereremos superiores al que está pecando. Luego debemos estudiar la situación con el objetivo de restaurar a la persona, no de traer condenación sobre ella. Debemos tener siempre «un espíritu de mansedumbre» mientras recordamos que nosotros también podemos ser tentados. Jesús dio instrucciones para ayudarnos cuando el pecado es un asunto personal contra nosotros (Mateo 7:1-5; 18:15-20).
Con la ayuda de Dios al darnos esta capacidad, podemos, valiente y sensiblemente, confrontar y restaurar a otros.
Para ayudar a las personas a volver al camino correcto, camina con ellas y muéstraselo.
"Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo" Gálatas 6:2
Un nuevo sitio en la red le ayuda a uno a decirle a un compañero de trabajo lo que teme decirle en persona. Comentarios como: «Un caramelo de menta para el aliento te vendría bien», «el timbre de tu móvil suena muy fuerte hoy», o «tu perfume por lo general es muy fuerte». Puedes enfrentar los problemas de manera anónima haciendo que el sitio en la red envíe un e-mail en vez de hacerlo tú.
Es normal que seamos cautos al hablar con los demás acerca de algo que nos molesta. Pero, cuando se trata de confrontar a otros creyentes sobre su pecado, es más serio. Desearíamos poder hacerlo anónimamente, pero tenemos que hacerlo cara a cara.
Gálatas 6:1-5 ofrece algunas pautas para confrontar a algún cristiano que está llevando una vida pecaminosa. El primer requerimiento es que nosotros mismos estemos cerca del Señor y que no nos considereremos superiores al que está pecando. Luego debemos estudiar la situación con el objetivo de restaurar a la persona, no de traer condenación sobre ella. Debemos tener siempre «un espíritu de mansedumbre» mientras recordamos que nosotros también podemos ser tentados. Jesús dio instrucciones para ayudarnos cuando el pecado es un asunto personal contra nosotros (Mateo 7:1-5; 18:15-20).
Con la ayuda de Dios al darnos esta capacidad, podemos, valiente y sensiblemente, confrontar y restaurar a otros.
Para ayudar a las personas a volver al camino correcto, camina con ellas y muéstraselo.
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