Lectura: Mateo 13:10-15.
"Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos" Mateo 13:15
Al inicio de un retiro espiritual, nuestro orador, Matt Heard, preguntó: «¿Cómo están vuestros corazones?» Eso me dejó pasmado, porque yo tiendo a centrarme en creer con la mente y a trabajar con las manos. En la actividad de pensar y servir, mi corazón es dejado a un lado. Al ser guiados a través del énfasis reiterado de la Biblia en este centro crucial de nuestras vidas, comencé a captar su premisa de que la fe y el servicio son, más que nada, asuntos del corazón.
Cuando Jesús contó una historia para ilustrar cómo las personas reciben y responden a Su enseñanza (Mateo 13:1-9), Sus discípulos preguntaron: «¿Por qué les hablas por parábolas?» (v.10). En respuesta, Jesús citó al profeta Isaías: «Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos, para que no vean con los ojos, y oigan con los oído, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane» (v.15; Isaías 6:10).
Cuán peligrosamente fácil es descuidar nuestros corazones. Si nos endurecemos, no encontramos gozo en vivir o servir, y la vida parece hueca. Pero, cuando nuestros corazones son tiernos hacia Dios, la comprensión y el agradecimiento fluyen a través de nosotros hacia los demás.
Así que, ¿cómo está tu corazón?
Podemos estar tan ocupados haciendo el bien que perdamos nuestro corazón por Dios.
"Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos" Mateo 13:15
Al inicio de un retiro espiritual, nuestro orador, Matt Heard, preguntó: «¿Cómo están vuestros corazones?» Eso me dejó pasmado, porque yo tiendo a centrarme en creer con la mente y a trabajar con las manos. En la actividad de pensar y servir, mi corazón es dejado a un lado. Al ser guiados a través del énfasis reiterado de la Biblia en este centro crucial de nuestras vidas, comencé a captar su premisa de que la fe y el servicio son, más que nada, asuntos del corazón.
Cuando Jesús contó una historia para ilustrar cómo las personas reciben y responden a Su enseñanza (Mateo 13:1-9), Sus discípulos preguntaron: «¿Por qué les hablas por parábolas?» (v.10). En respuesta, Jesús citó al profeta Isaías: «Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos, para que no vean con los ojos, y oigan con los oído, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane» (v.15; Isaías 6:10).
Cuán peligrosamente fácil es descuidar nuestros corazones. Si nos endurecemos, no encontramos gozo en vivir o servir, y la vida parece hueca. Pero, cuando nuestros corazones son tiernos hacia Dios, la comprensión y el agradecimiento fluyen a través de nosotros hacia los demás.
Así que, ¿cómo está tu corazón?
Podemos estar tan ocupados haciendo el bien que perdamos nuestro corazón por Dios.
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