Lectura: Salmos 19:7-14.
"Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón" Jeremías 15:16
Salir a hacer la compra con mi esposa, Martie, es como asistir a un seminario sobre nutrición. A menudo cojo una caja de algo que tiene buen aspecto, y ella dice: «Mira la etiqueta, ¿tiene grasas no saturadas? ¿cuántas calorías tiene? ¿y qué del índice de colesterol?» Tengo que confesar que, si ella no fuera como el policía de nutrición en mi vida, ¡yo estaría como la ballena Willy!
Más importante que hacer buenas elecciones en la tienda de comestibles es pensar cuidadosamente acerca de la comida que digerimos para nuestra alma. Me encanta el versículo que dice: «Fueron halladas tus palabras, y yo las comí» (Jeremías 15:16).
Cuando leemos la Palabra de Dios, tenemos que hacer algo más que tacharlo de nuestra lista de cosas por hacer. Tenemos que leerla para digerirla. La absorción lenta y seria de la Palabra de Dios con una reflexión en silencio sobre sus implicaciones es altamente nutritiva. Sus Palabras proveen todos los ingredientes que necesitamos para desarrollarnos espiritualmente:
• Una conexión directa con el Sustentador de nuestra alma.
• Alimento para el cerebro que nos hace sabios y nos da discernimiento.
• Un chequeo diario que revela la condición de nuestros corazones.
• Medicina preventiva que nos impide pecar.
• Una ducha espiritual de paz, esperanza y consuelo.
Come la Palabra de Dios. ¡Es una fiesta espiritual!
La Biblia contiene todos los nutrientes para un alma saludable.
"Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón" Jeremías 15:16
Salir a hacer la compra con mi esposa, Martie, es como asistir a un seminario sobre nutrición. A menudo cojo una caja de algo que tiene buen aspecto, y ella dice: «Mira la etiqueta, ¿tiene grasas no saturadas? ¿cuántas calorías tiene? ¿y qué del índice de colesterol?» Tengo que confesar que, si ella no fuera como el policía de nutrición en mi vida, ¡yo estaría como la ballena Willy!
Más importante que hacer buenas elecciones en la tienda de comestibles es pensar cuidadosamente acerca de la comida que digerimos para nuestra alma. Me encanta el versículo que dice: «Fueron halladas tus palabras, y yo las comí» (Jeremías 15:16).
Cuando leemos la Palabra de Dios, tenemos que hacer algo más que tacharlo de nuestra lista de cosas por hacer. Tenemos que leerla para digerirla. La absorción lenta y seria de la Palabra de Dios con una reflexión en silencio sobre sus implicaciones es altamente nutritiva. Sus Palabras proveen todos los ingredientes que necesitamos para desarrollarnos espiritualmente:
• Una conexión directa con el Sustentador de nuestra alma.
• Alimento para el cerebro que nos hace sabios y nos da discernimiento.
• Un chequeo diario que revela la condición de nuestros corazones.
• Medicina preventiva que nos impide pecar.
• Una ducha espiritual de paz, esperanza y consuelo.
Come la Palabra de Dios. ¡Es una fiesta espiritual!
La Biblia contiene todos los nutrientes para un alma saludable.
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