lunes, 31 de agosto de 2009

MARAVILLOSO MISTERIO


Lectura: Lucas 23:32-43.
“Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones” Salmos 103:12
Los titulares en nuestro periódico local no anunciaban buenas noticias en absoluto. Casi 60 millones de litros de aguas residuales parcialmente tratadas desaparecieron de repente de un estanque de almacenamiento en una instalación de tratamiento de agua. Justo en las afueras de la pequeña ciudad de Sand Lake, Michigan, una laguna de 150 metros x 150 metros desapareció en un sumidero. El problema era que nadie sabía hacia dónde iban las aguas residuales. Según el portavoz de un condado, «primero se deberá saber a dónde se fueron [las aguas residuales] para poder decir qué fue lo que pasó».
Cuando leí el artículo, imaginé que todas las malas acciones de mi vida eran como ese sucio estanque que ya no estaba allí. En mis momentos más claros de fe, puedo decir con toda honestidad que realmente no sé a dónde se fueron, pero se han ido. La última vez que vi la verdadera culpa de mi envidia, ira e impaciencia, ésta había sido clavada en la cruz con un Hombre que sufrió por malas acciones que jamás había cometido.
¿A dónde se fue mi culpa? La Biblia me da respuestas que no puedo entender en realidad: ha sido sepultada en lo más profundo del mar (Miqueas 7:19), alejada cuanto está lejos el oriente del occidente (Salmo 103:12), borrada de los libros eternos de la justicia del cielo (Colosenses 2:13-15).
No, todo lo que en realidad puedo entender es que le debo gratitud, alabanza y honra eternas a Aquel que llevó nuestro pecado; una buena noticia que es un misterio inexpresable.
Cuando Dios perdona, quita nuestro pecado y restaura nuestra alma.

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