miércoles, 21 de enero de 2009

LO PEQUEÑO ES BELLO

Lectura: Juan 6:53-71
Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán. —Zacarías 4:10
Justo el otro día alguien dijo acerca de un amigo. «Este hombre está destinado a un gran ministerio», con lo cual quería decir que estaba camino del estrellato —una iglesia prominente con un gran presupuesto.
Esto hizo que me preguntara: ¿Por qué pensamos que el llamado de Dios necesariamente es de movilidad social ascendente? ¿Por qué no enviaría a Sus mejores obreros a dedicar toda una vida de trabajo en algún lugar pequeño? ¿Acaso no hay personas en lugares oscuros que necesitan ser evangelizados y recibir enseñanza? Dios no está dispuesto a dejar que nadie perezca.
Jesús se preocupaba tanto por el individuo como por las masas. Enseñaba a grandes multitudes si éstas aparecían, pero jamás Le molestó que el número de sus oyentes disminuyera cada día. Juan dice que muchos Le dejaron (Juan 6:66), un caprichoso desgaste que a la mayoría de nosotros nos habría lanzado a un terrible estado de pánico. Pero Jesús siguió adelante con los que el Padre le había dado.
Vivimos en una cultura donde lo más grande es mejor, donde el tamaño es la medida del éxito. Es necesario ser una persona fuerte para resistirse a esa tendencia, en especial si se trabaja en un lugar pequeño.
Pero el tamaño no significa nada; la sustancia lo es todo. Ya sea que estés pastoreando una iglesia pequeña o dirigiendo un estudio bíblico o una clase de escuela dominical pequeños, sirve allí con todo tu corazón. Ora, ama, enseña de palabra y con el ejemplo. Tu pequeño lugar no es un peldaño hacia la grandeza. Es la grandeza.
Lo poquito es mucho cuando Dios está allí.

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