lunes, 28 de diciembre de 2009

CON DEFICIENCIA DE SENTIMIENTOS

Lectura: Salmos 62.
"Busqué a Jehová, y él me oyó" Salmos 34:4
Margarita no siente que Dios la ama. Recibió a Jesús como su Salvador hace varios años y tiene la confianza de que ha sido perdonada y que pasará la eternidad con Él. Cree en lo que Dios dice en Su Palabra, pero también le gustaría sentirse amada.
Sus amigos le dan lo que ella considera una respuesta preparada: «¡No se trata de sentimientos! Tan sólo cree y los sentimientos vendrán después». Ella dice: «Muy bien, pero, ¿cuándo es después?» Ella cree que tiene «carencia de afecto».
Dios nos creó a Su imagen para tener emociones, así que el anhelo de sentirse amado es auténtico y bueno. Una manera en que muchos de nosotros percibimos que se nos ama es cuando alguien nos habla y nos escucha.
Dios también provee para esas necesidades en nuestra relación con Él. Habla a nuestro corazón por medio de Su Palabra (Hebreos 4:12) y quiere que nos desahoguemos con Él por todo (Salmo 62:8), incluso en lo referente a nuestro anhelo de sentir Su amor. Además de una relación con Él, Dios nos da aliento, vestido, comida y techo a diario. Al igual que el salmista, podemos encontrar que Dios es nuestra «roca» y nuestro «refugio» cuando confiamos en Él (vv. 2,7).
Dios nos ama. Hoy caminamos por fe. Un día, cuando estemos en Su misma presencia, nunca más tendremos carencia de afecto.
Saber que Dios nos ama es producto de nuestra fe; sentir Su amor por nosotros es producto de nuestra relación con Él.

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