martes, 8 de diciembre de 2009

COME ESTE PAN

Lectura: Mateo 26:20-30.
"Pero tú, Belén Errata, pequeña para estar entre las familias de Judea, de ti me saldría el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad" Miqueas 5:2
La Navidad no es la época del año en la que nuestros pensamientos naturalmente se vuelven hacia la Última Cena —o lo que los judíos llaman la Pascua. Pero esa Pascua en particular es de importancia crítica para la Navidad. Después de partir el pan y dárselo a Sus discípulos, Jesús dijo, «Tomad, comed; esto es Mi cuerpo» (Mateo 26:26). Partir el pan era una parte tradicional de la Pascua, pero añadir «esto es Mi cuerpo» era una separación asombrosa de la liturgia familiar. Los discípulos seguramente se sintieron desconcertados.
Posteriormente, el significado se hizo claro. Jesús nació en Belén, cuyo nombre significa «casa de pan». Él fue puesto en un pesebre —un comedero. Una vez Él dijo, «Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que Yo daré es Mi carne» (Juan 6:51).
El profeta Miqueas indicó que alguien nacido en Belén gobernaría sobre Israel (5:2). Pero, hasta que vino Jesús, nadie se dio cuenta del carácter único de este Reino. El gobierno de Cristo no se le impondría a nadie; se impartiría a aquellos que aceptaran esta nueva ciudadanía.
Al cantar los villancicos de Belén, recordemos que el Rey niño enviado del cielo vino para que pudiéramos «comer este pan» y participáramos de Su naturaleza divina.
Sólo Cristo, el Pan vivo, puede satisfacer nuestra hambre espiritual.

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