viernes, 20 de noviembre de 2009

LAS SOPRESAS DE LA VIDA

Lectura: 1 Samuel 16:1-7.
"Porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón" 1 Samuel 16:7
Ninguno de los espectadores de un popular programa de talentos por televisión esperaba gran cosa de un vendedor de teléfonos celulares cuando éste apareció en el escenario. Los jueces se miraban escépticos unos a otros cuando el muchacho nervioso, sencillo y de aspecto muy ordinario anunció que cantaría ópera... hasta que abrió la boca.
Comenzó a cantar «Nessun Dorma» de Puccini, ¡y fue mágico! Toda la multitud rugió y permaneció asombrada mientras los jueces permanecían sentados atónitos en emotivo silencio. Fue una de las sorpresas más grandes que jamás tuviera un programa de televisión semejante, en gran parte porque venía envuelto en un paquete muy corriente.
En el Antiguo Testamento, el rescatador de Israel llegó al campo de batalla en una forma de lo más inverosímil, la de un muchacho pastor (1 Samuel 17). El rey Saúl y todo su ejército quedaron sorprendidos cuando David venció a Goliat y prevaleció. Tenían que aprender la manera en que Dios ve a las personas. Dios mismo le dijo al profeta Samuel: «Porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón» (16:7).
Si juzgamos a los demás sólo por su apariencia exterior, podríamos perdernos de la maravillosa sorpresa de lo que hay en su corazón.
Lo que cuenta es lo que está en el corazón.

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