Lectura: Hebreos 12:1-11.
"Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante" Hebreos 12:1
¿Alguna vez has oído hablar del «tónico» de tiburón? No se trata de algún suero que evite los ataques de los tiburones o de alguna medicina para los escualos. El término real es «inmovilidad tónica», la cual se describe como «un estado natural de parálisis en el que entran los animales... Se puede colocar a los tiburones en un estado de inmovilidad tónica poniéndolos boca arriba. El tiburón permanece en este estado de parálisis por un promedio de quince minutos antes de recuperarse».
Imagínate, se puede hacer vulnerable a un peligroso tiburón simplemente con ponerlo boca arriba. El estado de inmovilidad tónica hace al escualo incapaz de moverse.
El pecado es así. Nuestra capacidad para honrar a nuestro Señor, para lo cual fuimos creados en Cristo, puede quedar en «inmovilidad tónica» por medio del poder y las consecuencias del pecado. El autor de Hebreos quiere que nos preparemos ante tal fin. Él escribió: «Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante» (Hebreos 12:1).
Si hemos de correr la carrera de la vida cristiana de manera efectiva, debemos lidiar con el pecado antes de que éste nos inmovilice. Tenemos que despojarnos del pecado que nos impide agradar a Dios, a partir de hoy.
Debemos hacer frente a nuestros pecados antes de poder dejarlos atrás.
"Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante" Hebreos 12:1
¿Alguna vez has oído hablar del «tónico» de tiburón? No se trata de algún suero que evite los ataques de los tiburones o de alguna medicina para los escualos. El término real es «inmovilidad tónica», la cual se describe como «un estado natural de parálisis en el que entran los animales... Se puede colocar a los tiburones en un estado de inmovilidad tónica poniéndolos boca arriba. El tiburón permanece en este estado de parálisis por un promedio de quince minutos antes de recuperarse».
Imagínate, se puede hacer vulnerable a un peligroso tiburón simplemente con ponerlo boca arriba. El estado de inmovilidad tónica hace al escualo incapaz de moverse.
El pecado es así. Nuestra capacidad para honrar a nuestro Señor, para lo cual fuimos creados en Cristo, puede quedar en «inmovilidad tónica» por medio del poder y las consecuencias del pecado. El autor de Hebreos quiere que nos preparemos ante tal fin. Él escribió: «Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante» (Hebreos 12:1).
Si hemos de correr la carrera de la vida cristiana de manera efectiva, debemos lidiar con el pecado antes de que éste nos inmovilice. Tenemos que despojarnos del pecado que nos impide agradar a Dios, a partir de hoy.
Debemos hacer frente a nuestros pecados antes de poder dejarlos atrás.
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