lunes, 26 de octubre de 2009

EL YO QUE MADURA

Lectura: 1 Pedro 5:8-11.
"Mas el Dios de toda gracia,... después que hayáis padecido un poco de tiempo, Él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca" 1 Pedro 5:10
Durante sus primeros años de ministerio, el predicador inglés Charles Simeon (1759-1836) fue un hombre duro e insistente en cuanto a expresar sus propias opiniones. Un día estaba visitando a un amigo y compañero en la labor pastoral en una aldea cercana. Una vez que se despidió y se fue, las hijas del amigo se quejaron ante su padre de la manera de ser del predicador Simeon. Él llevó a las muchachas al jardín interior de la casa y les dijo: «Dadme algunos de esos melocotones». Era principios del verano y los melocotones estaban verdes. Las muchachas preguntaron por qué era su padre quería fruta verde y no madura. Él respondió: «Bueno, mis niñas, la fruta está verde ahora y debemos esperar; pero con un poquito más de sol y unas cuantas lluvias más, los melocotones estarán maduros y dulces. Lo mismo se aplica al Sr. Simeon».
A su debido tiempo, Charles Simeon efectivamente cambió. El calor del amor de Dios y las «lluvias» de malentendidos y decepciones fueron los medios por los que él llegó a ser un hombre gentil y humilde.
El Dios de toda gracia obra en todos Sus hijos, humillando a los orgullosos y exaltando a los humildes, a fin de hacerles maduros y dulces. Nuestra tarea es aferrarnos a la gracia de Dios para soportar nuestras aflicciones con paciencia, sin cansarnos.
Con el tiempo, Él nos «perfeccioUEUUUnará, afirmará y establecerá» (1 Pedro 5:10). Debemos «aguardar a Jehová» y «alentar nuestro corazón» (Salmos 27:14).
La salvación es el milagro de un momento; el crecimiento es la labor de toda una vida.

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