Lectura: Hechos 26:9-18.
"Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa" Hechos 16:31
Todo creyente tiene una historia única de su encuentro con Cristo. Ana, una recepcionista en Ministerios RBC, me contó que ha usado un diario la mayor parte de su vida. Ella atesora el relato que registró acerca de su conversión cuando tenía 15 años. He aquí un extracto: «Fui a ver a Billy Graham. ¡Fui salva! Estoy muy feliz... Cuando recibí la salvación sentí calidez en mi corazón».
Hace años, en un curso que impartí acerca de evangelismo personal, les pedí a los estudiantes que escribieran la historia de cómo habían llegado a la fe en Cristo. Me quedé pasmado ante cuán diferente era cada peregrinaje. Algunos fueron salvos de una vida de drogas e inmoralidad. Otros eran miembros de alguna iglesia y llegaron a Cristo después de años de instrucción bíblica.
Las conversiones varían. El apóstol Pablo tuvo un encuentro de crisis con el Salvador que le hizo cambiar de perseguidor en predicador del Evangelio (Hechos 26). En contraste, Timoteo fue alimentado tranquilamente en las Escrituras desde su primera infancia, dando como resultado la experiencia de su salvación (2 Timoteo 3:14-15). No hay dos peregrinajes de fe que sean idénticos. Pero cada uno tiene el elemento común de volverse al Señor Jesús con fe para recibir la salvación del pecado y recibir un nuevo corazón.
¿Puedes volver sobre tus propios pasos hasta el momento en que Dios te ayudó a venir a Cristo? ¿Cuál es tu historia?.
Necesitamos más que un nuevo comienzo: ¡Necesitamos un nuevo corazón!
"Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa" Hechos 16:31
Todo creyente tiene una historia única de su encuentro con Cristo. Ana, una recepcionista en Ministerios RBC, me contó que ha usado un diario la mayor parte de su vida. Ella atesora el relato que registró acerca de su conversión cuando tenía 15 años. He aquí un extracto: «Fui a ver a Billy Graham. ¡Fui salva! Estoy muy feliz... Cuando recibí la salvación sentí calidez en mi corazón».
Hace años, en un curso que impartí acerca de evangelismo personal, les pedí a los estudiantes que escribieran la historia de cómo habían llegado a la fe en Cristo. Me quedé pasmado ante cuán diferente era cada peregrinaje. Algunos fueron salvos de una vida de drogas e inmoralidad. Otros eran miembros de alguna iglesia y llegaron a Cristo después de años de instrucción bíblica.
Las conversiones varían. El apóstol Pablo tuvo un encuentro de crisis con el Salvador que le hizo cambiar de perseguidor en predicador del Evangelio (Hechos 26). En contraste, Timoteo fue alimentado tranquilamente en las Escrituras desde su primera infancia, dando como resultado la experiencia de su salvación (2 Timoteo 3:14-15). No hay dos peregrinajes de fe que sean idénticos. Pero cada uno tiene el elemento común de volverse al Señor Jesús con fe para recibir la salvación del pecado y recibir un nuevo corazón.
¿Puedes volver sobre tus propios pasos hasta el momento en que Dios te ayudó a venir a Cristo? ¿Cuál es tu historia?.
Necesitamos más que un nuevo comienzo: ¡Necesitamos un nuevo corazón!
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