sábado, 12 de septiembre de 2009

CONSTRUYENDO UNA CIUDAD

Lectura: Hebreos 11:8-16.
“Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de ellos” Hebreos 11:16
Durante 41 años, el edificio Empire State Building de Nueva York disfrutó de la distinción de ser el edificio más alto del mundo con 375 metros de altura. Desde entonces, otros lo han superado, incluyendo las Torres Gemelas Petronas, de 445 metros de altura, en Kuala Lumpur, Malasia, y el Edificio 101 de 501 metros de altura, en Taipei. El edificio Burj, de 797 metros de altura, en Dubai, que debe terminarse a fines del 2008, los superará a todos de lejos.
Desde tiempos antiguos, el hombre ha tratado de distinguirse por medio de monumentos de todo tipo. Sigue siendo el sueño de muchos hoy.
El autor del libro a los Hebreos presenta una mejor manera de lograr la trascendencia. Hizo notar que los héroes de la fe jamás perdieron de vista el hecho de que «eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra» (Hebreos 11:13). Como resultado de ello, «Dios no se avergüenza de ellos; porque les ha preparado una ciudad» (v. 16).
Es un hecho de la vida que es probable que todo trabajo monumental sea superado. Incluso los más grandes «éxitos» del hombre son efímeros. Nuestros mejores esfuerzos sólo pueden traer honra temporal, y muy pronto serán eclipsados por los nuevos y mayores logros de los demás. Pero aquellos que invierten sus esfuerzos en vivir para agradar a Dios tienen una ciudad perdurable y una honra eterna que los espera. Aún ahora, Dios la está preparando para ellos.
¿Quién está edificando tu vida? ¿Tú o Dios?
Un sólido fundamento le da fuerza a una edificación y a una vida.

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