Lectura: Romanos 8:12-17.
“[Somos] herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él” Romanos 8:17
El libro de Lew Wallace, Ben-Hur, cuenta la historia de un aristócrata judío traicionado por su mejor amigo y condenado a servir como esclavo en una galera en la marina romana. Durante una marcha forzada hacia el barco, Judá Ben-Hur conoce a Jesús de Nazaret, cuya compasión le llena de esperanza. Finalmente, Ben-Hur salva al comandante romano durante la batalla. En gratitud, el comandante adopta a Ben-Hur como su hijo, elevándole al instante de la categoría de esclavo a heredero.
Eso es lo que nos sucede cuando Dios nos adopta para ser miembros de Su familia, pero este gran privilegio conlleva una gran responsabilidad. Pablo dijo que nos convertimos en «herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él» (Romanos 8:17). El Evangelio no dice: «Venid a Jesús y vivid felices para siempre». El plan de estudios de Dios para la educación de Sus hijos incluye el entrenamiento por medio de las dificultades.
Los años de penurias que Ben-Hur tuvo que soportar como esclavo romano le fortalecieron e incrementaron su resistencia. Al final, venció a su antiguo amigo, convertido ahora en enemigo, en una carrera de carros.
Así como la resistencia y la capacitación fueron factores clave para la victoria de Ben-Hur, también son vitales en la guerra del cristiano contra el pecado y el mal. Los tiempos difíciles que soportamos son la manera de Dios de prepararnos para un servicio más grandioso para Su gloria.
Conquistamos cuando perseveramos
“[Somos] herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él” Romanos 8:17
El libro de Lew Wallace, Ben-Hur, cuenta la historia de un aristócrata judío traicionado por su mejor amigo y condenado a servir como esclavo en una galera en la marina romana. Durante una marcha forzada hacia el barco, Judá Ben-Hur conoce a Jesús de Nazaret, cuya compasión le llena de esperanza. Finalmente, Ben-Hur salva al comandante romano durante la batalla. En gratitud, el comandante adopta a Ben-Hur como su hijo, elevándole al instante de la categoría de esclavo a heredero.
Eso es lo que nos sucede cuando Dios nos adopta para ser miembros de Su familia, pero este gran privilegio conlleva una gran responsabilidad. Pablo dijo que nos convertimos en «herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él» (Romanos 8:17). El Evangelio no dice: «Venid a Jesús y vivid felices para siempre». El plan de estudios de Dios para la educación de Sus hijos incluye el entrenamiento por medio de las dificultades.
Los años de penurias que Ben-Hur tuvo que soportar como esclavo romano le fortalecieron e incrementaron su resistencia. Al final, venció a su antiguo amigo, convertido ahora en enemigo, en una carrera de carros.
Así como la resistencia y la capacitación fueron factores clave para la victoria de Ben-Hur, también son vitales en la guerra del cristiano contra el pecado y el mal. Los tiempos difíciles que soportamos son la manera de Dios de prepararnos para un servicio más grandioso para Su gloria.
Conquistamos cuando perseveramos
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