viernes, 14 de agosto de 2009

APACIENTA MIS OVEJAS

Lectura: Juan 21:15-17.
“¿Me amas?... Apacienta Mis ovejas” Juan 21:17
Justo antes de que dejara este mundo, Jesús instruyó a Simón Pedro para que cuidara del objeto más preciado de Su amor, Sus ovejas. ¿Cómo podía alguien cuidar de ellas tal y como Jesús lo había hecho? Sólo por amor a Él. No hay otra manera.
Tres veces le preguntó Jesús a Pedro: «¿Me amas?» Pedro respondió: «Sí, Señor; Tú sabes que Te amo». Y, cada vez, Jesús le respondió: «Apacienta Mis ovejas».
¿Acaso no estaba Jesús al tanto del amor de Pedro? Por supuesto que sí. Su pregunta, que involucraba tres respuestas, no eraa para Él mismo, sino para Pedro. Él hizo estas preguntas para subrayar la verdad esencial de que sólo el amor a Cristo sostendría a Pedro en la obra que le esperaba realizar por delante, esa obra ardua y exigente de cuidar de las almas de las personas; tal vez la más dura de todas las labores.
Jesús no le preguntó a Pedro si él amaba a Sus ovejas, sino si Le amaba a Él. El afecto por el pueblo de Dios en sí no nos sostendrá. Al final, nos encontraremos derrotados y desalentados.
El «amor de Cristo» -nuestro amor a Él- es la única motivación suficiente que nos capacitará para permanecer en la dirección adecuada y para continuar apacentando al rebaño de Dios. Por lo tanto, Jesús nos pregunta a ti y a mí, «¿Me amas? Apacienta Mis ovejas».
Es el amor a Cristo lo que nos capacitará para amar a Sus hijos.

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