Por demasiados años habían estado en guerra el gobierno musulmán del Sudán en el norte y los rebeldes anmistas cristianos en el sur. En disputa estaba la imposición de la ley islámica del gobierno del norte para todo el país. Las armas iban desde la muerte voluntaria por inanición, a bombas y balas. En total se perdieron más de un millón trescientas mil vidas.
El acuerdo para el cese al fuego fue hecho en la época que tradicionalmente era la de la lucha más escarnizada. ¿Fueron solamente los poderes de persuación de Carter los que lograron el acuerdo? Lamentablemente no, dijo un oficial del Departamento de Estado: “El cese al fuego fue negociado a causa del parásito de guinea”. Parece que los combatientes aceptaron el cese de las hostilidades por largo rato para permitir a los médicos tratar a los que sufrían de una terrible enfermedad parasitaria.
Toda interrupción en un conflicto tan sangriento es bienvenido… ¡Aun si para ello es necesario un pequeño gusano!
Mirándolos Jesús, dijo: Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios.
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