“Toma tu parte en los sufrimientos como buen soldado de Cristo Jesús. Ningún soldado en servicio activo se enreda en los asuntos de la vida civil, porque tiene que agradar a su superior” II Tim 2:3,4. Hoy nuevamente recordaré que soy un soldado de Cristo y como tal tengo delante de mi grandes compromisos y serios retos que asumir. Hoy entiendo que la guerra con mi vida egoísta es diaria e incluso a cada hora. Yo no puedo alcanzar un estado en el cual la guerra finaliza y yo estaré liberado permanentemente de esta guerra. No, por lo menos en esta vida, porque la vida egoísta es natural y después de cada victoria sobre el ego, las viejas tendencias comienzan a regresar. Estoy en una guerra permanente, una pelea continua, pero no sin esperanza, porque Cristo me imparte su vida para neutralizar la vida egoísta y yo hoy podré confiar en él, porque él llevó todo esto a la muerte. Hoy debo confiar en él totalmente y recordar que soy su soldado y el gobierna y dirige mi vida.Mi principal deseo en este día será agradarle a él quien me tomó por su amor y me dio un propósito muy definido para desenvolverme por la vida. Hoy estoy convencido que no necesitaré hacer otra cosa para agradarlo a él, sino simplemente obedecer y agradarle en todos mis caminos. Hoy no debo comprometer mi vida y enredarme en los negocios de esta vida…y placeres mundanales y pasiones terrenales porque nada de esto le agrada a mi maestro y Señor. A él le agrada una vida que tiene su fe y confianza puesta solo en él y un corazón contrito y humillado que solo quiere andar en sus senderos. Durante muchos años vague sin esperanza y sin alegría y un día mi vida fue conmovida por el encuentro más sublime que un ser humano puede tener y es el encuentro con el Señor de los Señores. Yo no he podido olvidar ese encuentro y jamás lo podré olvidar y ese recuerdo me hace caminar firme en el deseo de solo agradarle a él en espíritu y en verdad. Hoy, decido no enredarme en los negocios de este mundo y solo agradarle a él quien dio su vida por mi y ahora vive. Señor. No quiero caminar por la vida lleno de enredos sin sentido y enredos sin propósito. Hoy quiero agradarte recordando que como soldado me debo únicamente a ti. Perdóname las veces que me he enredado tristemente olvidando lo que realmente tiene sentido y felicidad. Señor, ayúdame a caminar con la seguridad que solo en ti puedo encontrar. Hoy puedo descansar sabiendo que para agradarte no tengo que hacer una larga lista de cosas, pues todo se resume en obedecerte y agradarte a ti, quien me ha tomado por soldado. Amén.
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