jueves, 11 de junio de 2009

UNA CURA PARA LA FRIVOLIDAD

Lectura: Miqueas 6:6-8.
"Qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios" Miqueas 6:8
Una vez escuché unas entrevistas a sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial. Los soldados recordaron cómo pasaron un día en particular. Uno se sentó en una madriguera; una o dos veces, un tanque alemán pasó por allí y él le disparó. Otros mataron el tiempo jugando a cartas. Unos cuantos se involucraron en furiosos tiroteos. Mayormente, el día transcurrió como cualquier otro. Más tarde supieron que acababan de participar en uno de los combates más grandes y decisivos de la guerra, la Batalla de las Ardenas. No se sintió decisivo en el momento porque nadie veía todo el cuadro.Las grandes victorias se ganan cuando personas comunes y corrientes ejecutan sus tareas asignadas.Cuando los seguidores de Ignacio (1491-1556) caían en períodos de frivolidad, él siempre recetaba la misma cura: "En momentos de desolación nunca debemos hacer cambio alguno, sino permanecer firmes y constantes en los propósitos y la determinación en los que nos encontrábamos el día antes de dicha desolación". Las batallas espirituales deben lucharse con las mismas armas que son más difíciles de empuñar en ese momento: la oración, la meditación, el auto-examen, y el arrepentimiento".Tal vez sientas que te encuentras estancando espiritualmente. ¡Mantente en tu tarea asignada! La obediencia a Dios -y sólo la obediencia- ofrece la salida a nuestra frivolidad.
Si sientes que tu fe se está deshilachando, vuelve al lugar donde soltaste el hilo de la obediencia.

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