lunes, 15 de junio de 2009

UN PADRE PERFECTO

Lectura: Proverbios 20:3-7.
“Camina en su integridad el justo; Sus hijos son dichosos después de él” Proverbios 20:7
Mi padre una vez tuvo un momento de sinceridad conmigo y me dijo: “Durante tu niñez pasé mucho tiempo fuera de casa”.No lo recuerdo. Además de su empleo a tiempo completo, algunas noches salía para dirigir la práctica del coro en la iglesia, y ocasionalmente viajaba por una o dos semanas con un cuarteto de hombres. Pero en todos los momentos importantes (y muy pequeños) de mi vida él estuvo presente.Por ejemplo, cuando yo tenía ocho años, tuve un pequeño papel en una obra de teatro una tarde en la escuela. Todas las madres vinieron, pero sólo un papá -el mío- vino. De muchas maneras pequeñas, él siempre nos ha hecho saber a mis hermanas y a mí que somos importantes para él y que nos ama. Y ver cómo se ocupó tiernamente de mi mamá durante los últimos años de la vida de ella me enseñó exactamente cómo es el amor desinteresado. Papá no es perfecto, pero siempre ha sido un padre que me da un buen ejemplo de mi Padre celestial. Y lo ideal es que eso es lo que debe hacer un padre cristiano.A veces, los padres terrenales decepcionan o hieren a sus hijos. Pero nuestro Padre en el cielo es “misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia”(Salmo 103:8). Cuando un padre que ama al Señor corrige, consuela, instruye y provee para las necesidades de sus hijos, les ofrece un modelo de nuestro perfecto Padre en el cielo.
Una vida vivida para Cristo es la mejor herencia que les podemos dejar a nuestros hijos.

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