Lectura: Proverbios 17:14-19,27-28.
"De espíritu prudente es el hombre entendido" Proverbios 17:27
Una espectacular batalla aérea se libraba fuera de nuestra ventana. Hábiles y rápidos seres voladores revoloteaban en el aire, lanzándose desde lo alto, acercándose rápidamente por la izquierda y la derecha, apareciendo desde abajo derribarse unos a otros en medio de la lucha. El aire estaba vivo con sonido mientras se atacaban, se eludían, se cernían y arremetían el uno contra el otro."Animalitos peleadores, ¿no es cierto?" observó mi esposa, Shirley. Seis colibríes llenaban el aire moviéndose como flechas, cerniéndose y aleteando mientras luchaban por los tres lugares en nuestro comedero rojo para colibríes."¿Por qué simplemente no pueden ser pacientes?" se preguntaba ella.Al igual que muchas disputas y peleas que asolan a la iglesia, estas batallas eran totalmente innecesarias. El comedero estaba lleno de agua azucarada. Lo rellenábamos cada día. Pero, a veces, ningún colibrí aparecía por allí durante horas, hasta que todos querían el agua azucarada al mismo tiempo. Parecían preferir una buena lucha.Las peleas entre los creyentes en Jesucristo le deshonran a Él. Crean heridas en nuestros hermanos y hermanas, dejando cicatrices. "Honra es del hombre dejar la contienda; mas todo insensato se envolverá en ella", dice Proverbios 20:3. Y "el que ahorra sus palabra tiene sabiduría" (17:27).¡Cuánto mejor es cuando decimos palabras amables de paz, y no palabras iracundas de lucha!.
Dos no pueden pelear cuando uno de ellos no lo hace.
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