Lectura: 2 Corintios 11:3-4,12-15
“El mismo Satanás se disfraza como ángel de luz” 2 Corintios 11:14
Un ladrón inglés llamado el Capitán Rayo escapó de la justicia y huyó al este de los Estados Unidos en 1818. Allí comenzó a practicar la medicina. Tomó el nombre de Dr. John Wilson. A menudo, y para que no le reconocieran, llevaba tres trajes puestos encima que le hacían parecer más grande y cubrían una pierna deforme.Justo antes de morir, el hombre les pidió a sus amigos que le enterraran sin quitarle sus ropas. Pero esa petición no podía cumplirse pues había que preparar el cuerpo para que fuera sepultado apropiadamente. El empleado de la funeraria quedó sorprendido al encontrar cicatrices de heridas y una pierna atrofiada. Una revisión en la casa del «Dr. Wilson» reveló un escondite de relojes de pulsera, joyas y diamantes. El comisario supo que el doctor era de hecho el Rayo, un ladrón disfrazado. ¡Habían sido engañados!Satanás y sus seguidores también tienen disfraces. Se dice en 2 Corintios 11:15: “Sus ministros [de Satanás] se disfrazan como ministros de justicia”. ¿Pero cómo? Una manera es a través de falsas doctrinas. Desde los días de Pablo, los falsos maestros han enseñado que se puede ganar la salvación por medio de las buenas obras.Pablo nos advirtió que no nos dejáramos engañar por la astucia del diablo (v. 3). La verdad es: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe...; pues es don de Dios; no por obras” (Efesios 2:8-9). No te dejes engañar.
Satanás tiene muchas herramientas, pero el engaño es el mango que se ajusta a todas ellas.
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