"Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos" Santiago 1:22
Una fascinante película realizada en los años 50, La Siguiente voz que escuches, cuenta la historia de una familia con una cantidad normal de pruebas y tensiones. Luego, una noche, la voz de Dios habla por la radio. Pero no sólo en la radio de esta familia: la voz de Dios se escucha en todo el mundo en cada radio, diciendo lo mismo al mismo tiempo. Al principio las personas reaccionan con incredulidad, luego, con temor. Sin embargo, después de varios días de escuchar a "La Voz", las actitudes, las acciones y las prioridades de las personas comienzan a cambiar. El impacto de lo que Dios estaba diciendo afectó directamente la manera en que vivían sus vidas. He escuchado a personas decir: "¡Si tan sólo Dios me hablara! Si tan sólo me dijera lo que tengo que hacer, lo haría". Pero la realidad más sencilla es que Dios ya nos ha hablado por medio de Su Palabra, la Biblia. ¿Le escuchamos cuando habla?. El salmista deseaba obedecer la Palabra de Dios "para siempre y eternamente" (119:44). Y Santiago advirtió acerca de ignorarla cuando dijo: "Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos" (Santiago 1:22). ¿Cómo responderías si Dios comenzara a hablarte en tu radio? Podemos estar agradecidos de que Dios sí nos habla -no en la radio sino en las Escrituras. Seamos lo suficientemente sabios como para escuchar y obedecer.
En las obras de Dios vemos Su mano;
en Su palabra escuchamos Su corazón
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