“Mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo me es crucificado á mí, y yo al mundo” Gálatas 6:14
Es muy común hoy en día ver el símbolo del pescado en calcomanías, placas de autos, etc. Sin embargo, no todos conocen el significado histórico que este encierra.
En los primeros siglos de nuestra era, los cristianos fueron perseguidos primero por la religión judía, de la cual procedían y luego por la Roma Imperial que se ensañó contra la nueva secta religiosa. La persecución se dio durante el reinado de varios de los emperadores entre los cuales destaca el de Nerón por su crueldad contra los cristianos. Era pues esta, una época en la cual no era muy sabio para un creyente en Cristo proclamar su fe abiertamente.
En muchas ocasiones tenían que vivir su fe de forma secreta, de hecho las reuniones de cristianos para rendir culto a Dios se llegaron a realizar en lugares secretos y hasta en cuevas. Obviamente, en el momento que se les demandaba dar razón de su fe, lo hacían con valentía y prueba de ello son la cantidad de mártires de esa época, pero muchos trabajaron en la clandestinidad.
En griego, (el idioma en el cual fue escrito el Nuevo Testamento), las iniciales de la frase: Jesús Cristo Hijo de Dios Salvador, formaban la palabra PESCADO.
Se dice pues, que cuando un cristiano quería identificarse con otro que podría ser de su misma fe, formaba el símbolo del pescadito en la arena, llegando a ser algo así como un símbolo de identificación secreto conocido sólo por los cristianos.
En la actualidad tenemos la libertad de identificarnos como cristianos con la utilización de este y otros símbolos, de los cuales el principal es la Cruz, de la cual Pablo dice que es el símbolo del sacrificio redentor en el cual nos gloriamos “Mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo me es crucificado á mí, y yo al mundo” Gálatas 6:14).
Sin embargo debemos recordar que ningún símbolo externo debe ser objeto de un respeto desmedido como para se vuelva un acto de superstición o idolatría. Estos símbolos simplemente nos recuerdan el verdadero y único merecedor de nuestra adoración: Jesucristo nuestro Señor y Salvador.
¡Dios les bendiga!
Amén
Un Nuevo Pacto.
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