martes, 10 de febrero de 2009

HACIENDO MELODIA

Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones. —Efesios 5:19
¿Sabes por qué zumban las abejas? ¡Porque no recuerdan la letra!
Irónicamente, el viejo chiste me recuerda una historia en serio acerca de un hombre que estaba a la espera de una cirugía para un bypass en el corazón. Estaba consciente de que las personas pueden morir en una operación así. Mientras pensaba en todo lo que podía salir mal, comenzó a sentirse muy solo.
Luego un camillero entró en su habitación para llevarle a cirugía. Cuando el joven comenzó a empujar su camilla por el corredor, el paciente le escuchó tararear un antiguo himno irlandés, «Be Thou My Vision» («Sé Tú mi visión»). Esta melodía despertó los recuerdos de este hombre de los exuberantes campos verdes y las antiguas ruinas de piedra de irlanda, su país natal. El himno inundó su alma de un fresco aliento a casa. Cuando el camillero terminó de tararearlo, prosiguió con el himno de Horatio Spafford, «It Is Well With My Soul» («Mi alma está bien»).
Cuando se detuvieron a la entrada de la sala de cirugía, el hombre le agradeció por los himnos. «Dios le ha usado hoy —le dijo—, para eliminar mis temores y restaurar mi alma». «¿Qué quiere decir?» —preguntó el camillero sorprendido. «Sus ‘tarareos’ me llevaron a Dios» —respondió el hombre.
«Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros» (Salmo 126:3). Él ha llenado nuestro corazón con canciones. Incluso puede que use nuestros «tarareos» para restaurarle el alma a alguien.
La alabanza fluye libremente desde el coro de los redimidos.

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